Cuauhtémoc Cárdenas, líder moral del PRD, le envió ayer una carta a Carlos Navarrete, dirigente nacional de ese partido, pidiéndole que renuncie a su cargo en el partido ante la pérdida de credibilidad de la dirigencia y agotamiento del partido, el cual está en su peor crisis en sus 25 años de existir.
"Invito, con todo respeto, a que renuncie de manera irrevocable el Comité Ejecutivo actual, encabezado por el presidente y secretario general", dijo Cárdenas en su carta de acuerdo con Reforma.
"Que se integre una dirección provisional con representación real de bases regionales y de corrientes de opinión representativas de la pluralidad política ideológica del partido", agrega la carta.
Cárdenas explica que al hacer eso, "el PRD estará construyéndose en un factor con capacidad y autoridad moral para contribuir con efectividad a la solución de la crisis múltiple que golpea la Nación."
En otras palabras, lo que Cárdenas está diciendo es que mientras Navarrete esté en la dirigencia del PRD, el partido no tendrá autoridad moral, ni la unidad, ni la fuerza necesaria para enfrentar al PRI.
Además de señalar que la postura del PRD sobre el caso Ayotzinapa es la puntilla de desaciertos del partido desde que desaparecieron los 43 normalistas, Cárdenas señala:
"Así, en lo que son ya años de desviaciones y claudicaciones, que en diferentes momentos y públicamente hemos señalado varias voces partidarias, el partido se ha ido diluyendo como institución y como opción política ante la ciudadanía y la opinión pública en general".
Cárdenas ofrece además no participar en ningún cargo directivo del PRD y sólo mantenerse como militante activo si Navarrete acepta dejar el cargo.
La propuesta de Cárdenas fue respaldada por diversas figuras importantes del PRD, como Alejandro Encinas, René Bejarano, y la corriente Movimiento Progresista, de Marcelo Ebrard.
A la dirigencia del PRD, en manos de Nueva Izquierda, la carta de Cárdenas no le hizo gracia y dijeron que responderían hoy.
La verdad, Carlos Navarrete sí debe renunciar al PRD.
Al margen del hecho de que Navarrete nunca debió llegar a la dirigencia del PRD por ser pusilánime, no tener proyecto, y mostrar desde el principio una profunda ineptitud para el cargo -puesto que su verdadera función era ser pelele de Jesús Ortega- la renuncia de Navarrete le daría al partido la fortaleza política y autoridad moral que perdió desde que firmó el Pacto por México.
Por esto:
Actualmente cuando hay algún hecho que causa indignación nacional nadie quiere renunciar. Por el caso Ayotzinapa debieron haber renunciado no sólo Ángel Aguirre y José Luis Abarca, sino Jesús Murillo Karam, Miguel Ángel Osorio Chong, y desde luego Enrique Peña Nieto.
Ahora la gente le exige a Peña Nieto la renuncia a nivel internacional.
Recientemente por el caso de la balacera en la UNAM debieron haber renunciado el Rector José Narro; el Procurador del DF Rodolfo Ríos, y el Secretario de Gobierno Héctor Serrano. Ninguno quiso renunciar y lo más que hicieron fue ofrecer disculpas y rodar la cabeza de funcionarios de menor nivel. Quién sabe qué costo político tendrá eso para el proyecto de izquierda en el DF.
Si Carlos Navarrete renuncia a la dirigencia del PRD, y en su lugar queda una dirigencia que no sea de Nueva Izquierda -puesto que no tiene ningún caso reemplazar a un pelele de Jesús Ortega con otro- el PRD estará demostrando que de verdad reconoce sus errores; que está dispuesto a repararlos; y que el PRD será el primero en poner el ejemplo con la renuncia de su presidente.
Si renuncia Navarrete, todos los ojos del país dejarán de estar en el PRD y se dirigirán hacia Los Pinos. Todos los cuestionamientos y exigencias de renuncia serían entonces sólo para Enrique Peña Nieto, mientras que el PRI sería el único partido con un costo político que pagar en las urnas por la grave situación en la que está hundido el País.
Así que los chuchos deben de dejar la dirigencia del PRD si no por gusto, por estrategia política para garantizar la supervivencia del partido y el triunfo electoral en las elecciones de 2015.
Muchos votantes perredistas no quieren votar por el PRD debido al caso Ayotzinapa y debido a que no quieren saber nada de los chuchos. En 2015, buena parte de esos votos podrían irse a MORENA o al abstencionismo si Carlos Navarrete no deja el cargo.
En cambio, si Navarrete renuncia a la presidencia del PRD, el partido podrá estar en posibilidad de ofrecer una cara distinta al electorado y tendrá autoridad moral para dirigir los cuestionamientos hacia el PRI, lo cual le dará fuerza a la exigencia contra Peña Nieto para que renuncie. Si ya reninció Ángel Aguirre, y ya renunció Navarrete, entonces el que debe renunciar ahora es Peña Nieto.
En otras palabras, Navarrete debe renunciar por estrategia política del partido y porque es la única manera de salvar al PRD. Negarse a dejar el cargo sólo contribuirá a que el PRD se hunda aún más en la crisis política en la que actualmente se encuentra.
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