Medios y gobiernos ya cacarean el arresto de José Luis Abarca como si con eso se resolviera la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa. Casi casi le quieren dar carpetazo.
Pero a pesar de la detención de Abarca, el principal responsable del caso Ayotzinapa sigue sin ser sancionado. Su nombre es Enrique Peña Nieto.
Porque a fin de cuentas, quien no quiso investigar a Abarca a pesar de que le advirtieron que estaba acusado de asesinato en octubre de 2013 es Peña Nieto.
Quien no quiso actuar contra Abrca y, en consecuencia, permitió por omisión la masacre de Iguala es Peña Nieto.
Y quien está al mando del ejército que no sólo no hizo nada para impedir la masacre de Iguala, sino que además no quiso ayudar a los estudiantes heridos, es Peña Nieto.
Y Peña Nieto no ha rendido cuentas. Ni ha despedido a los funcionarios de su gobierno que, por negligencia, omisión, de plano complicidad, permitieron la masacre y desaparición de estudiantes.
Lo mínimo que debería hacer Peña Nieto para responder por su negligencia es renunciar a su cargo. Mientras no renuncie, no habrá justicia por la masacre de estudiantes, inclusive con Abarca en prisión.
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