Uno de los normalistas sobrevivientes de la masacre de Iguala declaró ayer en un mitin en Oaxaca que no le apuestan a la violencia, pero que sus protestas podrían turnarse violentas si los orillan.
De acuerdo con Reforma, el normalista de nombre Omar García declaró:
"Hemos evitado al máximo ser demasiado violentos, puedo mencionar que no hemos controlado a nuestra gente totalmente y es cuando han ocurrido algunos acontecimientos, pero no le estamos apostando a la violencia, por lo menos no ahora, sino hasta que se haga una violencia legítima, una violencia de respuesta".
En otras palabras, los normalistas podrían escalar el nivel de las protestas si los orillan a hacerlo.
Esto quiere decir que está fallando la estrategia del gobierno federal priista de dejar que a la gente se le olvide el tema y las protestas se acaben solas.
Pero la realidad es que está muy lejos el País de olvidar el caso Ayotzinapa, puesto que las protestas siguen y cada vez son más fuertes.
Ayer, por ejemplo, maestros tomaron diversas alcaldías en Guerrero y normalistas tomaron casetas de peaje.
No sólo eso; Acapulco de plano suspendió el desfile del 20 de Noviembre alegando que no hay garantías de seguridad en el municipio.
Lo que tiene Peña Nieto en las manos, por lo tanto es una bomba de tiempo.
Si la quiere desactivar, sólo tiene una opción: renunciar.
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