El dirigente nacional del PRD, Carlos Navarrete, se negó a renunciar a su cargo, como lo propone Cuauhtémoc Cárdenas.
Lo hizo además usando de alcahuete al Consejo Nacional del PRD, ya que Navarrete dijo que la decisión de su salida de la dirigencia nacional a la decisión del Consejo Nacional el próximo 29 de diciembre.
Lo cual es una farsa. Mire usted por qué:
La mayoría de los integrantes del Consejo Nacional del PRD son integrantes de Nueva Izquierda y de la corriente ADN, aliada de Nueva Izquierda.
Carlos Navarrete es de Nueva Izquierda.
Por lo tanto, desde luego que el Consejo Nacional votaría en contra de la renuncia de Navarrete, quien parece no entender que lo que se propone Cuauhtémoc Cárdenas no es que le revoquen el cargo, sino que ÉL, Navarrete, de manera voluntaria deje el cargo.
Navarrete pretende hacerle creer a la opinión pública que el problema es de legitimidad electoral. Por eso declaró lo siguiente ayer en respuesta a la propuesta de Cárdenas:
"La legitimidad de este proceso (de elección de la diriencia del PRD) está a la vista, pues nadie impugnó el resultado. El Consejo Nacional ha elegido, de acuerdo a sus facultades, a esta dirección nacional y, en el último mes, se han integrado 32 direcciones estatales. Inicia ahora la elección de más de mil comités municipales y delegacionales, un proceso que culminará en diciembre"
No, no, no no, no, NO.
El proceso de elección de la dirigencia NO es el punto. El punto es que la dirigencia de Nueva Izquierda en el PRD ha hecho un pésimo trabajo y tiene sumido al PRD en una de sus peores crisis.
No se le pide a Navarrete la renuncia por la manera en la que se hicieron las elecciones internas, sino porque Navarrete y Nueva Izquierda causaron la crisis en la que está el PRD.
Caso paralelo: Nadie impugnó la elección de Ángel Aguirre a la gubernatura de Guerrero y tuvo muchos votos. Pero Aguirre decidió renunciar porque con sus decisiones le estaba causando un daño tanto a Guerrero como al PRD.
Lo mismo pasa con Navarrete y la dirigencia de Nueva Izquierda. Desde que llegaron al cargo manejaron mal el caso Iguala. Vamos, Navarrete se negaba a que renunciara Aguirre. ESO es lo que le reclaman a Navarrete, no la manera en la que llegó al cargo.
Así que en vez de ofecer una farsa como contrapropuesta para Cárdenas, lo que Navarrete debería hacer es presentar su renuncia y punto.
Pero Navarrete tiene el cinismo de decir lo siguiente:
"Usted (Cuauhtémoc Cárdenas) nos propone renunciar y nombrar una dirigencia provisional que haga precisamente lo que el partido ha hecho en el último año. Sugiere que esa dirección se integre con representación regional y de las corrientes de opinión existentes.
"Sólo hay que decir que de esa manera se ha integrado la actual dirigencia nacional y las 32 dirigencias estatales", expresó.
Falso. Y Navarrete lo sabe. El PRD no tiene una representación pareja de las corrientes del partido. La mayoría es controlada por Nueva Izquierda y por ADN, sus aliados.
Así es imposible que inicie un proceso de reforma que le permita al PRD tener autoridad moral para competir contra el PRI en 2015.
Esa autoridad moral sólo podrá generarse si renuncian Navarrete y el resto de la corriente que impuso a Abarca en Iguala, a Aguirre en Guerrero, y que además negoció con el PRI el Pacto por México.
No tiene para dónde hacerse Navarrete. O renuncia, o se pierde el partido. Y legitimar una farsa con un mayoriteo de Nueva Izquierda en el Consejo Nacional no le va a lavar la cara al PRD.
Nueva Izquierda lo debe ver como una estrategia política. Si renuncia Navarrete, el PRD puede insistir en la renuncia de Peña Nieto y así tener fuerza para competir en las urnas en 2015. Si no renuncia, el PRD no tendrá manera de competir y lo derrotará el abstencionismo, o el voto de castigo que se irá para MORENA.
Pero al parecer los chuchos no se quieren dar cuenta de eso por la ambición vulgar de seguir mangoneando al PRD.
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