En vista de que los medios, el PRI, y Nueva Izquierda pretenden desviar la atención en el asunto de la familia Berumen, la cual escondió a José Luis Abarca en Iztapalapa, debe quedar claro lo siguiente:
1. A diferencia de lo que alegan los chuchos y el PRI, es completamente irrelevante quién rentó las grúas de Berumen. Los clientes de Berumen no tienen nada que ver con que la familia Berumen esconda a Abarca.
2. Lo que sí tiene mucho que ver son los nexos dentro del PRD con la familia Berumen. En este caso, Reforma publicó ayer que hay un nexo entre el dueño de las grúas y el integrante de Nueva Izquierda, Juan Carlos Beltrán cordero, quien era parte del equipo de trabajo de Carlos Navarrete.
3. No hay nexo alguno entre los Berumen y Andrés Manuel López Obrador.
Así que no se dejen engañar. El único nexo que hay con los que escondieron a Abarca es con Nueva Izquierda, específicamente con Carlos Navarrete. Y con nadie más. Son los chuchos, por lo tanto, quienes deben aclarar ese nexo.
Al margen de eso, ¿por qué no ha encontrado Enrique Peña Nieto a los 43 normalistas? ¿Cómo es que sí pudieron encontrar a Abarca en una ciudad de 20 millones de personas pero no pueden encontrar a 43 estudiantes en una zona mucho menos poblada?
A menos, claro, que Peña Nieto no los quiera encontrar para que no se pregunte la gente si el ejército participó en la desaparición.
Tanto Nueva Izquierda (que no todo el PRD, OJO) como Peña Nieto deben explicar las cosas y los dos deben renunciar a sus cargos.
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