El año pasado el 27 batallón de infantería detuvo y dejó ir el mismo día al comandante César Nava González de la policía del municipio priista de Cocula, Guerrero, quien participara en la desaparición de 43 normalistas de Ayotzinapa.
De acuerdo con una nota publicada ayer por Reforma, en agosto de 2013 los militares detuvieron a Nava porque el director de la policía de Cocula, Salvador Bravo Bárcenas, acusó a Nava de usar municiones que no eran de la policía y por arrebatarle el control de la corporación mediante amenazas.
Pero a las pocas horas, Nava regresó como si nada a sus actividades.
No sólo eso; el ejército sabía que Nava infiltró y puso a la policía de Cocula al servicio del crimen organizado, pero no hizo nada.
La información publicada por Reforma cofirma la denuncia que hizo en una narcomanta el capo de Guerreros Unidos conocido como El Gil, quien acusó a dos mandos del 27 batallón de infantería de estar coludidos con el narco.
La narcomanta tambíen acusaba a varios presidentes municipales y directores de la policía de estar coludidos con el narco, por lo cual exigió que se les detuviera y, cuando el 80% estuvieran detenidos, él se entregaría a las autoridades.
A pesar de esta información, hasta el momento el gobierno federal priista de Enrique Peña Nieto no ha tocado al ejército en el marco de las investigaciones de la masacre de Iguala y de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa. Tampoco se ha castigado al alcalde priista de Cocula a pesar de que su director de policía sabía lo que estaba ocurriendo.
Los medios tampoco han cuestionado al ejército no han exigido que se se investigue a los militares.
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