Hace unos días la Secretaría de Energía anunció que Pemex no construirá otra refinería y que sólo reconfigurará la refinería de Tula, Hidalgo, con una inversión de 4 mil millones de pesos.
Eso quiere decir que Peña Nieto estará obligando a los mexicanos a comprar gasolina cara, ya sea importada de Estados Unidos o a precio de mercado con refinerías privadas, que es casi tan cara como la gasolina importada.
Peor: el anuncio de que Pemex no construirá más refinerías lo hizo Pedro Joaquín Coldwell en evento que organizó el ahora priista Vicente Fox.
Dijo de acuerdo con Reforma:
"El plan de negocios de Pemex está orientado a reconfigurar las refinerías existentes: la de Salina Cruz, (Oaxaca); Minatitlán (Veracruz); Cadereyta (Nuevo León) y Tula (Hidalgo). Va haber una inversión cercana a los 4 mil millones de dólares en Tula, o quizá un poco más y se va anunciar próximamente.
"Con este plan de reconfiguración de las refinerías lo que se pretende es mayor producción de gasolinas, reducción de porcentaje de importaciones que tenemos, pero particularmente mejor calidad de combustibles para que dañen menos el medio ambiente."
Una refinería reconfigurada tendría un incremento marginal de producción de gasolina. Sólo una nueva refinería de Pemex podría producir suficiente gasolina como para que bajara su precio.
Pero no; Peña Nieto no quiere que los mexicanos tengan gasolina barata. Quiere que paguen caro por gasolina privada.
Y todo para que sus cuates, entre ellos Pedro Joaquín Coldwell que es dueño de gasolineras, se hinchen de billetes a costillas de los mexicanos.
Se puede impedir, desde luego, votando contra la reforma energética en la consulta energética de 2015, y votando por la izquierda en 2015 y 2018.
Esa es la única manera de evitar que el PRI obligue a los mexicanos a pagar gasolina cara a privados.
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