El Gobierno del Distrito Federal, por medio del Instituto de Verificación Adminstrativa (InveaDF), suspendió actividades a 42 sex shops ubicadas en el Centro Histórico sobre avenida 16 de Septiembre, en lo que se conoce como Plaza Olimpia y que hace 8 años era conocida como Sex Capital debido a que estaba diseñada como plaza para comercios de entretenimiento para adultos.
Lamentable error por parte del GDF. Máxime si consideramos las razones por las cuales se suspendieron las sex shops.
De acuerdo con Reforma, la suspensión de las sex shops fue porque hubo denuncias ciudadanas de venta y exhibición de pornografía y por ofrecimiento de servicio de relaciones sexuales.
Lo cual es absulutamente ridículo si consideramos que esta plaza hace unos años tenía un table dance, un cine para adultos donde había relaciones swinger, bailarines y bailarinas dando shows eróticos en el área de comida, y varias sex shops que obviamente vendían pornografía.
Por otro lado ¿cuál es el problema con que se venda pornografía si la mayoría de los locales nisiquiera se pueden ver desde la calle? 39 se encuentran en el primer nivel de la plaza y tres más en la planta baja. Hay que subir una escalera eléctrica para poder entrar y no hay manera de que algún menor pueda ver lo que ocurre a menos de que sus padres lo suban con ellos.
Que amonesten a los padres que llevan a sus hijos en todo caso.
Hacemos un paréntesis para señalar algo que no se debe perder de vista; Esto de hacer cacerías de brujas contra la pornografía lo hizo por primera vez Alejandro Encinas en 2005 cuando era Jefe de Gobierno interino a insistencia de la entonces asambleista panista Gabriela Cuevas, quien pretendió hacer una campañita de retrógrada mochería contra la pornografía en el DF porque quería hacer puntos para que el PAN la candidateara para ser jefa delegacional de Miguel Hidalgo, lo cual consiguió y fue un desastre como delegada.
Encinas cayó en el juego de la imagen y del qué dirán y mandó a la policía del DF a decomisar porno. Quien sabe si los policías del DF se tejieron sendas chaquetas (¡háganme favor!) con lo que decomisaron, pero la sociedad defeña no vio ningún beneficio de tan retrógrada acción.
Y ahora el GDF, al parecer, vuelve a caer en ese juego del qué dirán y de la imagen.
"¡Pero es que vendían servicios sexuales!" dirán los más mochos.
¿Y qué? El trabajo sexual no es un delito en la Ciudad de México ni lo es a nivel federal. Es delito la trata, el lenocinio y la explotación.
En vez de haber suspendido a las sex shops, el GDF y la ALDF deberían aprovechar para convertir al ex Sex Capital para reglamentar y regular el trabajo sexual, dando un espacio al sexoservicio para que pueda realizarse de manera segura, con un control sanitario y con protección contra la trata en un lugar designado, como ya ocurre en Amsterdam.
¿No quiere el DF parecerse a las ciudades europeas de vanguardia?
¿Cómo es posible que el GDF y la ALDF sí hayan buscado la manera para legalizar la mariguana pero sigan mostrando una actitud tan conservadora hacia el trabajo sexual?
Si la Plaza Olimpia se pudiera convertir en un programa piloto para la regulación del trabajo sexual, pueden tener la certeza de que poco a poco la trata desaparecería del DF.
Si funciona el Sex Capital, se podrían establecer corredores para trabajo sexual sobre calzada de Tlalpan, por ejemplo, donde las trabajadoras y los trabajadores sexuales están a la vista de todos. Lo cual no es problema, pero también corren riesgos al realizar una actividad que no está regulada.
Otro corredor podría establecerse en la cuadra que triangula Insurgentes, Nuevo León y Bajío, donde hay decenas de trabajadoras y trabajadores sexuales en la calle los viernes en la noche.
Y así por el estilo. De esa forma quienes quieran participar como clientes o trabajadores sexuales podrán hacerlo sin tener que estar preocupados por seguridad y salud.
Mientras no existan zonas reglamentadas para el trabajo sexual en el DF, seguirá existiendo el sexoservicio clandestino, como el que ocurre en algunas sex shops, por más que las suspendan y por más que hagan operativos de censura y mochería aptos más bien para ciudades panistas donde aún creen que es el siglo 16 y no para ciudades progresistas como la Ciudad de México que está -o debería estar- de lleno en el siglo 21.
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