No me he querido meter en el asunto de que si quién tuvo la culpa de las fallas en la Línea 12 del Metro porque, honestamente, no me importa encontrar culpables. Lo que me importa es que se repare lo más pronto posible. Para eso hay fianzas y seguros; para que no le cuesten al contribuyente las reparaciones.
Pero hoy las cosas respecto al tema de la L12 dieron un vuelco del cual nadie en los medios se percató. O no quisieron percatarse. Marcelo Ebrard logró convertir al tema de la L12 en algo parecido al desafuero de Andrés Manuel López Obrador en 2005.
Ayer Ebrard hizo un llamado al Jefe de Gobierno del DF, Miguel Ángel Mancera, a que "dialogaran" en público sobre el tema de la L12, insinuando además la posibilidad de que hubiera acusaciones penales contra Ebrard.
Mancera respondió que no ve la necesidad de esa discusión y que es un asunto técnico y jurídico, no político.
Técnicamente la respuesta de Mancera es la correcta. Él no es perito ni MP para detarminar si alguien tiene una responsabilidad técnica o jurídica.
Pero Ebrard sí logró convertir al tema en un asunto político.
Lo cual no pasaría de unos cuantos periodicazos -lo usual en las grillas en México- de no ser por algo que empezó a ocurrir desde ayer, continuó esta mañana y que le dio un giro inesperado al tema: Líderes de opinión de izquierda empezaron a pedirle a Mancera que sí acepte el diálogo con Ebrard.
Fue el caso de Sergio Aguayo y Julio Hernández, cuyos tuits al respecto reproduzco a continuación:
Si la capital es democrática, se necesita diálogo público entre @m_ebrard y @ManceraMiguelMX.
— Sergio Aguayo (@sergioaguayo) septiembre 11, 2014
Ayudaría a restablecer credibilidad q @ManceraMiguelMX dialogara en público con @m_ebrard y precisara si hay imputación vs éste
— Julio Hdz. López (@julioastillero) septiembre 10, 2014
Se puede responder a esos tuits que es la opinión de Sergio Aguayo y Julio Hernández y muy respetable, pero finalmente sólo eso; su opinión.
Sin embargo, El que líderes de opinión de izquierda estén viendo al asunto como político, y sugieran que Ebrard es una víctima, tiene el potencial para catapultar a Ebrard en la opinión pública, ya que, de nuevo, Ebrard se estaría arropando en una situación como la que le ayudó a López Obrador a catapultarse en 2005, cuando el PRI y el PAN lo desaforaron.
Eso no representaría un problema para Mancera -finalmente Mancera está haciendo su trabajo- sino para el PRD, ya que si el PRD sigue haciendo a un lado a Ebrard, entonces Ebrard tendrá más posibilidades políticas para 2018 sin el PRD:
1. Ir como candidato a la presidencia por Movimiento Ciudadano y de esa forma quitarle un buen porcentaje de votos importante a quien sea el candidato del PRD a la presidencia, lo cual podría hacer la diferencia entre ganar o perder contra el PRI.
2. Aceptar una alianza con Andrés Manuel López Obrador para que AMLO nuevamente sea candidato presidencial y Ebrard secretario de gobernación. O bien, para que Ebrar sea el candidato si la salud de Andrés Manuel no le permite ser candidtao de nuevo. Si el PRD no acepta, MORENA va por su cuenta por lo menos con MC y probablemente también con el PT. Sólo, AMLO no ganaría la presidencial. Pero con Ebrard las posibilidades aumentan debido al voto panista que sí obtendría Ebrard.
En cualquiera de los dos escenarios el PRD pierde. Política y electoralmente al PRD no le conviene una fragmentación mayor de la izquierda, ya que le resta posibilidades para ganar en 2018, elección que será probablemente la última oportunidad que tendrá la izquierda para llegar al poder. Después de 2018, el poder del PRI estará tan consolidado que entonces sí será complicado sacarlos del poder durante décadas.
No me voy a pronunciar sobre si Mancera debe o no aceptar el diálogo con Ebrard porque, como dije, Mancera no es perito, ni es MP, ni es un rey omnipotente que puede hacer o deshacer decisiones jurídicas o periciales sólo dando la orden. Pero sí voy a decir que Ebrard ha sabido llevar muy bien el tema de la L12 a lo político, y está en un punto en el que mientras más lo ataquen, más gana. Como le pasó a López Obrador en 2005.
Eso es realmente lo que deben considerar en la izquierda para darle salida de una buena vez al conflicto político que se está generando por la L12: Hoy por hoy, Ebrard ya encontró su desafuero.
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