No faltaba más. El lector de noticias de Televisa, Carlos Loret de Mola, publica hoy una columna lambisconeando al ex candidato presidencial priista, Enrique Peña Nieto, alegando que "puede presumir que tiene a las élites asombradas por la sagacidad política con la que negoció con su oposición hasta lograr que se aprobaran todas las reformas y en el sentido que él las quería."
Miente Loret. Por lambiscón, claro. Eso no es sagacidad política. Eso es maiceo. Y lo sabe. Mire usted:
Para empezar, no se necesita de ninguna sagacidad cuando se llega al poder sin legitimidad por haber hecho un fraude, pero con oposición dividida entre las facciones que buscan de verdad ser oposición y las que buscan el máiz (con acento en la A, para que suene como decía Porfirio Díaz: "estos pollos quieren máiz".)
El PAN llegó dividido entre el bando de Felipe Calderón, quien pretendía seguir mangoneando al PAN desde una postura de oposición a Peña Nieto, y el bando de Gustavo Madero, que buscaba arrebatarle el partido a Calderón poniéndose de tapete con Peña.
El PRD llegó dividido entre los chuchos que desde 2008 han buscado el lucro político y económico para mantener el control del PRD, y todos los demás, que además se subdividen en lopezobradoristas de MORENA.
Fueron los maderistas del PAN y los chuchos del PRD los que firmaron el Pacto por México, ignorando al resto de los militantes de sus partidos y generando una división peor.
Y no fue por sagacidad de Peña. Poco después de las elecciones de 2012, antes de que se propusiera la creación de MORENA como partido político, el perredismo le presentó a Andrés Manuel López Obrador una propuesta de postura institucional con la nueva administración priista. AMLO dijo que no porque eso sería equivalente a ayudarle a Peña. Jesús Zambrano se fue molesto de esa reunión y ya no regresó.
Lo que siguió fue el Pacto por México, que en realidad se trataba de un acuerdo de supervivencia entre un Peña Nieto sin legitimidad y facciones del PAN y del PRD que veían peligrar el control de sus partidos.
Quienes firmaron el Pacto fueron Gustavo Madero y Jesús Zambrano. En el caso de Zambrano, sin avisarle a nadie en el PRD, a quien la firma del Pacto agarró por sorpresa.
¿Y la aprobación de las reformas? Tampoco fue por "sagacidad" de Peña Nieto. La reforma energética la aprobaron el PAN y el PRI. Y la aprobaron además cediendo a todos los caprichos que puso el PAN.
Originalmente la reforma energética no tenía contemplado, por ejemplo, las concesiones disfrazadas de "licencias", o el darle un porcentaje de la renta petrolera a los terratenientes. Fue el PAN el que puso esas condiciones para aprobarla. Y el PRI aceptó. Les dio su máiz, pues.
En el momento en el que Peña tiene que ceder para que el PAN se salga con la suya, en ese momento demuestra no tener sagacidad, sino desesperación.
Con la reforma haciendaria pasó lo mismo, pero con el PRD. A cambio de más dinero para los estados gobernados por el PRD, los perredistas, pero principalmente los chuchos, votaron a favor del aumento de impuestos. Otra vez Peña les dio su máiz.
Y en la reforma de telecomunicaciones no hubo sagacidad tampoco, sino la simple amenaza implícita de hacer golpeteo en los medios contra Gustavo Madero y sus secuaces si no aprobaban la ley como Televisa quería o si la impugnaban ante la SCJN.
¿Cómo sabemos que es el caso? Porque eso fue lo que le pasó a los chuchos. Luego de que Jesús Zambrano dio línea en el Senado para que los senadores perredistas rechazaran la Ley Televisa, se desató una campaña de golpeteo contra los chuchos en los medios que duró días y días. La intención era claramente espantar al PAN, no al PRD, para que no se saliera del huacal.
De haber estado la oposición sin divisiones luego de las elecciones de 2012, Peña Nieto no hubiera podido aprobar ninguna reforma. Ni la energética -por los bloqueos de una izquierda unida- ni la hacendaria por lo mismo.
Se debe señalar que al salirse del PRD y formar su propio partido, MORENA, Andrés Manuel López Obrador dio pie para que la izquierda se dividiera y los chuchos pudieran hacer lo que quisieran con el PRD sin que el lopezobradorismo pudiera hacer nada al respecto.
Peor; lo único que ganó Andrés Manuel fue un chiquipartido con no más de 5% de intención de voto a nivel nacional y apenas 15% en el DF, insuficiente para ganar elecciones o para tener una bancada lo suficientemente fuerte como para frenar al PRIAN en el Congreso.
Así que sagacidad de Peña Nieto no hubo. Lo que hubo fue desesperación de Peña, del maderismo y de los chuchos para no caerse de sus respectivas sillas. Pero de no haber existido divisiones en la oposición, Peña hubiera corrido la misma suerte que corrió Felipe Calderón.
Y es que, al igual que Calderón, Peña Nieto es un inepto que tiene al país en ruinas. Lo muestran los índices de desempleo, inflación, pérdida de poder adquisitivo, aumentos en la violencia (hay más muertos que con Calderón, aunque Peña maquille las cifras), y los pactos del PRI con el narco.
Pero Loret a lo que se dedica es a lambisconear al poder.
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