Ayer compareció ante la Cámara de Diputados el titular de Segob, Miguel Ángel Osorio Chong, y alegó que dizque había disminuido el delito en 2014.
El mismo día, Reforma dio a conocer que ejecutaron a 10 personas en Guanajuato en apenas 24 horas y encontraron a un decapitado en Edomex. Encima de eso, AP reveló que los soldados detenidos por el caso Tlatlaya estuvieron involcrados en otra posible masacre.
Cuatro de los ejecutados de Guanajuato eran comerciantes dedicados a la compra y venta de autopartes.
Cinco más fueron asesinados en Celaya. Uno más en Salamanca. Era mecánico.
En Edomex fue encontrada una cabeza humana con un narcomensaje en Los Reyes.
Y finalmente AP reveló que los ocho soldados detenidos por la masacre de Tlatlaya estuvieron involucrados en el incidente de l 30 de junio en San Pedro Limón, Edomex, incidente que los militares reportaron como una balacera, pero que un testigo describió como una masacre.
En otras palabras, estos militares, pertenecientes al 102do Batallón de Infantería de la 22da Zona Militar en el Estado de México, ya están involucrados en dos masacres.
Osorio Chong declaró que "si sucediera que hay algo que señalar respecto a la actuación del este grupo de miembros del Ejército Nacional, será la excepción... un acción aislada y no el comportamiento de nuestro gran Ejército y de la Marina Armada de México".
El problema es que de no ser porque AP reveló evidencia de que el caso Tlatlaya no fue una balacera -como afirmó el gobierno- sino una masacre y fusilamiento a sangre fría, nadie se hubiera enterado y el gobierno jamás hubiera investigado a pesar de que sabían perfectamente lo que había pasado.
Y es AP la que de nuevo balconea que no fue una, sino dos masacres. Osorio Chong, por lo tanto, mintió. Tlatlaya no fue una excepción ni una acción aislada.
Lo cual indica que no sólo no ha disminuido la violencia en México, sino que es el propio gobierno federal priista de Enrique Peña Nieto quien la perpetra y luego le miente a la opinión pública para tratar de tapar sus crímenes.
Lamentáblemente, ningún legislador ha tenido los tamaños para confrontar a Osorio Chong con las evidencias y llamar al gobierno priista de Peña Nieto y a su partido por lo que son: un régimen de delincuentes y asesinos.
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