domingo, 20 de julio de 2014

Mamá Rosa tenía gulags, ejército de golpeadores y tienda de raya, denuncian, pero le dieron impunidad

Por Victor Hernández

Rosa del Carmen Verduzco "Mamá Rosa" fue liberada anoche, quedando completamente impune a pesar del cúmulo de testimonios en su contra por abusos y otras ilegalidades dentro del albergue La Gran Familia.

Quedó libre, además, a pesar de que seis de sus esbirros en el albergue fueron llevados un penal federal de Nayarit por violación de menores y otros ilícitos. Peor: la PGR admitió que había suficientes elementos para procesarla y enviarla a prisión por delitos graves, pero al final alegaron que debido a su salud no la dejarían libre.

La impunidad a Mamá Rosa resulta inaudita si consideramos, por ejemplo el texto reportaje de Animal Político en el cual describe los horrores que permitía Rosa Verduzco "Mamá Rosa" en el albergue La Gran Familia.

Las descripciones estremecen; Gulags, tienda de raya que ella misma operaba, privaciones de la libertad, violaciones, un ejército de golpeadores, uno de los cuales era violador y gente de su confianza; Robaba a los niños y les vendía los donativos que recibía para ellos. Tanta ruindad y misera human sólo resulta imaginable en la época de de Porfirio Díaz, hace más de 100 años.

Hemos tomado algunos fragementos del reportaje de Animal Político para mostrarles el nivel de maldad que ocurría en ese albergue, permitido por "Mamá Rosa" cuando no llevado a cabo por ella misma.

En lo personal, me resulta absolutamente repugnante que con toda esta información que ha salido a la luz, gente como Enrique Krauze, Lydia Cacho, Elena Poniatowska y otros hayan firmado un desplegado defendiendo a Verduzco, y que la PGR pretenda dejarla en libertad, sin pedir orden de arresto a pesar de todos los delitos en los que incurrió ya fuera de manera directa -como en el caso de la tienda de raya, robos y golpes a los niños- o por omisión, como las violaciones que ella sabía que ocurrían, ya que los embarazos de mujeres encerradas en el lugar eran completamente notorios.

Qué vergüenza que Lydia Cacho, quien exhibió el caso de Succar Kuri, haya firmado ese desplegado. Qué vergüenza que Elena Poniatowska haya tirado a la basura toda una vida de prestigo por hacerle caso a la ruindad de Enrique Krauze.

Estos son los fragmentos del reportaje:

Vivían entre heces y no les daban jabón

"Habitaciones con colchonetas mugrientas y cobijas malolientes sobre literas de fierro, que tantas veces se han difundido desde el martes; se menosprecian al llegar a la esquina de los cuartos, donde rezuman tazas descompuestas repletas de heces y que pierden agua."

"“No teníamos con qué lavar”–alegan los muchachos. En algunos cuartos tienen trapeador, pero aseguran que La Jefa (Mamá Rosa), apenas y les daba jabón."


"Era muy corrupta... Me dejaba moretes"

“Aquí si querías algo lo tenías que comprar en la misma tienda de ella”, explica Juana, una joven que lleva más de siete años interna. Llegó a los 11 porque su madre, viuda y con dos hijos, no sabía qué hacer con aquella niña desobediente. Le dijeron que ahí la iban a corregir. Y según Juana, le fue “pior”. Al principio asegura que la trataron bien, pero luego empezaron los golpes. De otros jóvenes, o de la propia Jefa si no se portaba a su parecer."

“Era una persona muy estricta con nosotros, pero luego era muy corrupta. Siempre que tenía visita, nos vestían de gala, nos hacían quedar bien, íbamos con la orquesta, la sinfónica, el mariachi, pero todo tenía que ser como a ella le gustaba. Si no, luego nos agarraba a cachetadas. ¡Y tenía la mano bien pesada!, me hinchaba el cachete y a veces hasta me dejaba moretes”, confiesa Juana.

Esto se llama secuestro

En diciembre pasado cumplió los 18 años pero no la dejaba salir hasta que su madre no pagase 40 mil pesos para llevársela. “¿Cómo los iba a pagar si con esfuerzo apenas podía pagar la colegiatura, 200 pesos cada 4 meses?”.

Tienda de raya como en el porfirismo, prohibidas por la Constitución

Lupe llevaba años pidiéndole su libertad a La Jefa (Mamá Rosa), pero no la dejaba ir. “Tú no tienes a nadie ahí fuera, ¿Qué vas hacer, te vas a ir de puta?”, cuenta que le decía Verduzco. Desde los 24, que terminó la prepa ahí dentro, Lupe ejercía de maestra de los más pequeños y lavaba ropa ajena. Cada mes la fundadora le daba un vale de 25 pesos, a gastar en la tienda de raya que tenía allí dentro.

El Artículo 123 Constitucional dice textual en la fracción XXVII:

XXVII. SERAN CONDICIONES NULAS Y NO OBLIGARAN A LOS CONTRAYENTES, AUNQUE SE EXPRESEN EN EL CONTRATO:

...

(B). LAS QUE FIJEN UN SALARIO QUE NO SEA REMUNERADOR A JUICIO DE LAS JUNTAS DE CONCILIACION Y ARBITRAJE.

...

(D). LAS QUE SEÑALEN UN LUGAR DE RECREO, FONDA, CAFE, TABERNA, CANTINA O TIENDA PARA EFECTUAR EL PAGO DEL SALARIO, CUANDO NO SE TRATE DE EMPLEADOS EN ESOS ESTABLECIMIENTOS.

Cabe recordar que en 2008 la Suprema Corte de Justicia de la Nación invalidó el sistema de vales de despensa de Walmart para sus trabajadores debido a que sólo se podían canjear en Walmart, lo cual contraviene precisamente al Artículo 123 de la Constitución al recrear las tiendas de raya del porfiriato.

En lo mismo incurrió directamente Rosa del Carmen Verduzco "Mamá Rosa" al pagarle 25 pesos por un mes de trabajo a una persona con un vale para su propia tienda de raya.

No les daban ni toallas sanitarias

“Yo quería unos zapatos porque aquí teníamos que coser y recoser los viejos, quería champú, cosas de aseo que una mujer necesita, pero no me alcanzaba con eso”. Ahora presume unos zapatos de piso de lunares que le dieron los del DIF. Raras veces, les daban toallas femeninas y tenían que comprarlas con los vales o pedirlas a compañeras que tenían, a cambio de lavarles la ropa o hacerles algún mandado.

Mamá Rosa les robaba y les vendía los donativos

“A mi a veces mi madre me traía dinero, para que le diera a las muchachas que sí salían a comprar y me trajeran algo que ocupaba, pero tenía que ser todo a escondidas, porque si La Jefa te lo veía, te lo quitaba y te lo cambiaba por vales de su tienda, una tienda donde vendía lo que le regalaban para nosotros: champús, dulces…”

El ejército de golpeadores de Mamá Rosa

María Guadalupe asegura que desde que llegó, hace 18 años, la encargada del sector femenil las maltrataba: “Nos desnudaba y nos pegaba, a mí me agarraba como balón de futbol, me tiraba al piso, me pisaba la cabeza y me golpeaba”. Era una interna que había crecido ahí dentro y que allí vivió varias décadas hasta que se fugó, según explica la joven. Ella niega que Verduzco le haya pegado, pero que sí mandaba quién lo hiciera. “Tenía su ejército, Quiro, Sito, Jero, Maiko,… Maiko sí creció acá, los demás venían de afuera”, relata Juana.

NOTA: La víctima menciona a "Sito". El apodo es similar al de Enrique Hernández "El Cito", trabajador del albergue acusado por los propios niños de haberlos violado.

El gulag de Mamá Rosa

El peor castigo era que les mandaran a una suerte de celdas de aislamiento. Los hombres iban al “Pinocho”, una aula con un pocito para hacer sus necesidades donde los encerraban meses enteros con sus propios olores, sin bañarse, sin beber, sin comer más que lo que sus amigos les llevaban a escondidas. A las mujeres, las encerraban en un baño sin agua de 6 am a 6pm. Luego, a la pieza a dormir con el estómago vacío y encerrada a cal y canto.

El violador, gente de confianza de Mamá Rosa

Adentro, al preguntar sobre los abusos, ambas chicas por separado señalan a un mismo hombre como violador, Sito. Trabajaba allí, arreglaba los instrumentos y era gente de confianza de Verduzco. “A mi se me metió a la pieza tres veces, viera, bien feo, me logré escapar, pero abusaba de nosotras, de los niños…”, recuerda con pesar Juana. A María Guadalupe se le entornan los ojos. “Yo dejé de dar clases porque él me acosaba”, relata. Las dos se han intentado suicidar. Lupe bebió cloro, Juana tiene más de diez cicatrices en la muñeca izquierda y otras dos en la derecha. Una de ellas reciente, todavía infectada. Se cortaba con una navaja de sacapuntas.

Felicidad por haberse ido

Esto que sigue no es de Animal Político, sino de Reforma, de una nota en la cual describen el semblante de niños que fueron sacados del albergue de Mamá Rosa, y llevados a Jalisco:

"Del estado de ánimo los veo, si no con una cara de felicidad, sí de esperanza, les cambió el semblante."


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