La diputada Purificación Carpinteyro finalmente aceptó bajarse del debate de las leyes de telecomunicaciones debido a la grabación en la cual se le escucha haciendo negocios en telecomunicaciones al amparo del poder público, lo cual implica un conflicto de intereses.
Pero también dijo que se deben bajar del debate todos los integrantes de la telebancada que tienen conflictos de intereses. Declaró:
"Exhorto a los legisladores de la 'telebancada' a que me acompañen a mirar desde la barrera este proceso histórico; a que pongan a México en el papel preponderante y no a los medios que les mandan y les pagan; a que no teman en aceptar que no son imparciales y neutrales".
Previo a eso, Carpinteyro dijo esto otro:
"yo no creo tener un conflicto de intereses como otros sí lo tienen".
Y dijo también esto:
"Que se me haga una investigación a mí, pero a los otros también."
El problema es que nunca dijo nombres.
Desde luego que tienen conflictos de intereses Javier Lozano Alarcón, por ejemplo, cuya ex esposa trabaja para Televisa. Los tiene Ninfa Salinas, hija del dueño de TV Azteca. Y los tienen los ex empleados de Televisa y de la industria de las telecomunicaciones que ahora son diputados.
Pero Carpinteyro ¡no dijo nombres! Así sus revires no tienen peso.
Por consiguiete, si Purificación Carpinteyro se quiere reivindicar y poner de verdad en problemas a la telebancada, que balconee sus nombres y las razones por las cuales tienen conflictos de intereses. Eso fue lo que debió haber hecho en vez de salir a los medios a tratar de disculparse por andar haciendo bisnes de telecomunicaciones y decir que "ya nos sacamos la lotería."
Que diga quienes ya se sacaron la lotería y que salga en los medios. De otra manera, Carpinteyro se rebajara al nivel de los televisos y la rabieta que hizo porque la balconearon quedará sólo en eso: en berrinche de alguien a quien cacharon con las manos en la masa.
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