Ya tiene tiempo que no le sigo realmente la pista a Fernando Belaunzarán, diputado de Nueva Izquierda, pero ayer me enteré de que el 27 de noviembre de 2013 el CONAPRED le envió un oficio diciéndole que su expresión "jihad pejista" es discriminatoria.
Este es el documento:
Al respecto COMENTO:
En efecto, tal y como lo dice el CONAPRED, la expresión "jihad pejista" es un agravio a las personas musulmanas.
Yo soy ateo, pero estoy completamente en contra de la discriminación, sea en base a religión, etnicidad, nacionalidad, etc.
De nuevo; se podrá estar en desacuerdo o no con alguna postura política o con un político. Pero no se debe por ningún motivo pretender usar una religión como si se tratara de un insulto.
"¡Momento! ¿Y todas las columnas de Pomponio que se han publicado en blogdeizquierda.com contra la iglesa católica?" preguntarán algunos.
RESPONDO: No es lo mismo fe, que religión, que iglesia. La fe es una creecia personal; la religión es la creencia compartida por un grupo de personas; y la iglesia es la INSTITUCIÓN que se encarga de administrar las políticas del grupo que practica una religión. Las columnas de Pomponio critican a las políticas de la INSTITUCIÓN de la iglesia católica, no la fe en sí.
Se podrá criticar a una religión por mil motivos (machismo, ignorancia científica, mochería, etc) pero de eso usar a una creencia religiosa como insulto hay mucha diferencia.
Ahora bien; si algunos en la ultra se congratulan porque el CONAPRED regañó a Belaunzarán por usar "jihad" como expresión discriminatoria, entonces no deberían quejarse cuando Twitter le suspende sus cuentas en a conocido antisemita que publica una columna en un diario que se dice de izquierda, pero que en realidad es blandito con Enrique Peña Nieto. En ambos casos hay un discurso discriminatorio que no se debe tolerar.
Hasta donde se, Belaunzarán ya no usa la expresión por la cual fue regañado. Pero el conocido antisemita sí sigue usando lenguaje de odio, y Twitter simplemente no tolera ese tipo de discurso.
Sirva a todos de lección para que se entienda que al contrincante político se le combate diciendo verdades, no usando discriminación y odio.
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