De nada sirvió que se arrestara al Chapo Guzmán, líder del Cártel de Sinaloa, ya que la violencia en el Estado sigue igual o peor.
Ayer, por ejemplo, el diario Reforma dio a conocer que la activista Sandra Luz Hernández, cuyo hijo fue levantado en marzo de 2012 en Culiacán, Sinaloa, fue asesinada con 15 balazos por un comando armado en un vehículo cuando Hernández caminaba a su domicilio.
Edgar Guadalupe García Hernández, hijo de Sandra, era empleado de la Procuraduría de Justicia de Sinaloa. Sandra realizó una serie de protestas contra las autoridades estatales exigiendo justicia.
El lunes la asesinaron.
Sólo hay dos posibles razones para el asesinato: O las protestas de Sandra le molestaron al narco, o le molestaron al gobierno estatal de Sinaloa.
Sea cual sea la causa, el hecho es que Sandrá fue ejecutada, dajendo en evidencia que el arresto del Chapo no significó una reducción en la violencia del crimen organizado.
Hubo quien vio al arresto del Chapo Guzmán como la garantía de la permanencia del PRI en el poder en 2018. Pero la violencia del narco en México es tan grande que a estas alturas a la gente ya no le importa.
Lo que le importa realmente es que no pueden salir a la calle en varios estados del país por miedo a ser baleados. Con o sin Chapo Guzmán.
Porque a fin de cuentas la violencia en México sigue fuera de control desde que Enrique Peña Nieto llegó al poder.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario