No pude más que soltar una sonora carcajada cuando vi que pusieron de presidente de Cemex, en reemplazo de Lorenzo Zambrano, a su primo Rogelio Zambrano, mientras que en el consejo administrativo pusieron a su sobrino Ian Armstrong Zambrano.
¿Por qué me reí? Porque el día que murió Zambrano leí en el libro Think Like a Freak, del economista de la Universidad de Chicago Steven Levitt y el periodista del New York Times Stephen Dubner, que dejar a una empresa en manos de la misma familia no le beneficia a la empresa y, por el contrario, según sugieren, es una receta para el desastre.
Cito textual del primer párrafo del primer capítulo del libro:
"¿Es una buena idea pasar a la siguiente generación el negocio familiar? (Seguro, si lo que buscas es matar al negocio, ya que los datos muestran que es generalmente mejor traer a un gerente externo."
No es la primera vez que he visto que alguien diga que es mala idea que el negocio se quede en la familia. Y tiene sentido. Cuando un negocio se queda en una familia hay tres lastres en automático:
1. Nadie se atreve a cuestionar al pariente del patrón inculsive si hace estupideces que afectan a la empresa.
2. A los parientes del patrón no les interesa tomar riesgos con la empresa para mejorarla porque tienden a estar cómodos así como están.
3. El pariente del patrón no tiene ni puerca idea de lo que hace ni entiende el proyecto (lo vi con mis propios ojos en cierta empresa que hoy se dedica a lustrarle el calzado a Enrique Peña Nieto y a Javier Duarte.)
Levitt y Dubner, por cierto, mencionan que en Japón ya le encontraron una solución al problema para que la empresa siga quedando en manos de la misma familia: se consiguen a un gerente externo y luego le piden que acepte ser adoptado por la familia dueña de la empresa. Por eso Japón tiene el nivel más alto de adpciones de adultos en el mundo.
En ese sentido, está en menos riesgo de fracasar Telmex al estar en manos del yerno de Carlos Slim -que no es su descendiente directo- que Cemex al estar en manos de los familiares de Lorenzo Zambrano.
"Bueno, ¿y qué si fracasa?" ¡Chinguesumadre Cemex!" dirán algunos con justa indignación.
Pues el problema es que si Cemex fracasa, va a pasar lo mismo que con Mexicana de Aviación. Pérdida de empleo, escacez de servicios, etc.
Y si el PRI sigue en el poder, en una de esas nos salen con que quieren rescatar a Cemex.
La solución al riesgo de que pudiera fracasar Cemex por estar en manos de parientes de Zambrano es que desde ahora se permita una competencia mucho más grande a la cementera. Así si fracas hay más opciones de compra de cemento y asunto arreglado.
Pero como Cemex ya ha sido sancionada por prácticas monopólicas, va a estar difícil que eso ocurra mientras el PRI esté en el poder.
Prepárense entonces porque si le ocurre a Cemex lo que los economistas saben que generalmente le pasa a las empresas que quedan en manos de familiares, muy probablemente será un caso muy feo.
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