Usuarios de redes sociales reportaron esta mañana que el gobierno federal priista de Enrique Peña Nieto usó a soldados y marinos para desarmar a autodefensas en localidades de Michoacán con pocos policías comunitarios.
De acuerdo con Reforma, los autodefensas llamaron a salir a manifestarse contra los soldados si observan su llegada o si escuchan cohetones y repicar de campanas de las iglesias.
"No nos permitimos que el gobierno nos desarme y nos quite el único recurso que ha dado resultado para erradicar a los delincuentes nosv vamos a poner a merced de nueva cuenta de los templarios u otra organización criminal", señalaron los autodefensas por medio de la red Valor por Michoacán.
Y tienen razón. Peña Nieto está ordenando este desarme a pesar de que no se ha capturado a La Tuta, principal líder Templario, y no se ha desarmado a la estructura de integrantes de los Templarios que fácilmente pueden reorganizarse.
El desarme ordenado por Peña Nieto, por lo tanto, lo que pone en evidencia es que sigue existiendo un pacto entre el gobierno de Peña Nieto y el narco para permitirles operar a cambio de haber intervenido en las elecciones de 2012 en Michoacán para que ganara el PRI en ese estado.
De otra manera no se explica cómo es que las agresiones del gobierno priista son sólo para los autodefensas, pero a La Tuta no sólo no lo tocan, sino que se puede pasear por las calles de Michoacán a su antojo.
Sólo hay una manera de llamarle a eso: NarcoPRI.
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