Dijo ayer Marcelo Ebrard que el PRD tieen 2 opciones: candidatura de unidad en torno a Cuauhtémoc Cárdenas, o elección abierta "donde aspiro a ganar."
No es poca cosa. Ebrard esencialmente les está dando la opción a los chuchos: o se aplacan y bajan a Carlos Navarrete de la candidatura por la dirigencia del PRD -y en ese caso Ebrard también se baja para que Cárdenas sea presidente del partido una vez más- o va Ebrard probablemente con el respaldo de Cárdenas, con lo cual aplastaría a Navarrete.
Es de dudarse que los chuchos se vayan a bajar, eso sí. Principalmente porque los chuchos operan para Enrique Peña Nieto y Peña Nieto no quiere perder a sus esquiroles en el PRD.
Perder ese control significaría una oposición implacable contra la derecha en el congreso y en los Estados. Significaría candidatos sparring. Y significaría más votos la izquierda.
De ninguna manera quiere el PRI que eso pase, ya que la competencia en 2015 y 2018 será entre el PRI y la izquierda. El PAN ya está fuera.
Siendo el caso, Ebrard tendrá que irse preparando para lidiar con las peores transas y cochineros de los que son capaces los chuchos en las elecciones internas.
Porque sin una estrategia para enfrentar a los fraudes de los chuchos, será complicado que haya democracia en el PRD con los chuchos en la dirigencia.
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