La dirigente del PRI del municipio de Chimalhuacán, Paola Barrera Mazón, murió ayer por la mañana luego de que el viernes por la noche dos sujetos la balearan afuera de su casa.
Hasta el momento, ninguno de los agresores ha sido detenido.
El asesinato de la dirigente priista es muestra no sólo de la violencia desbordada en el Estado de México, y de la ineptitud del gobernador priista Eruviel Ávila, sino de que Enrique Peña Nieto no es capez de garantizar la seguridad nisiquiera de los priistas.
En campaña los priistas le hicieron creer a la gente que si ganaba Peña Nieto la presidencia entonces el Estado de México tendría más apoyo del gobierno.
Pero la realidad es que desde que Peña Nieto llegó al poder, el Estado de México es cada vez más inseguro, hay más crimen y ahora ni los priistas se podrán sentir a salvo.
Y si Peña Nieto no puede garantizar ni la seguridad de los priistas, menos la del resto de los mexicanos.
Es por eso que tanto Eruviel Ávila como Enrique Peña Nieto deben renunciar a sus cargos. Sólo están perjudicando a la gente que supuestamente gobiernan.
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