lunes, 17 de marzo de 2014

Así emplean la psico...pato por @sladogna

Eduardo Francisco Stigliano escribe de su puño y letra, sin presión alguna lo siguiente:"Otro método de ejecución fue el fusilamiento ordenado por el comandante de Institutos Militares con la presencia de los directores de las distintas escuelas de armas". Solicitaba con eso una jubilación anticipada, de privilegio, padecía de un "trauma psíquico". En la vida cotidiana llegan en forma continua misiles subjeitivos, aquí, allá y acuya, para producir "salud psíquica", e incluso para aliviarnos de los traumas "psíquicos". Ese territorio de "nuestro bien" es bombardeado por el sistema capitalista a efectos de resolver el daño colateral - no solo ese- que produce a cada quien vivir en esta sociedad. Así han empleado, muchas veces lo logran, emplear herramientas de términos y "conceptos teóricos" del psicoanálisis, en particular, el empleo de la "psicopatología" de la vida cotidiana. Aquí un testimonio de cómo se empleó -y se emplea, esa "psicopatología" -lógica del hacerse pato así las cosas no mojan:


 “Las prácticas concretas que afectan al suscripto (...) están referidas virtualmente al método ordenado para la ejecución física de los subversivos prisioneros, los cuales sin ningún tipo de juicio de defensa, se me ordenaba matarlos a través de los distintos médicos a mis órdenes con inyecciones mortales de la droga Ketalar. Luego los cuerpos eran envueltos en nylon y preparados para ser arrojados de los aviones Fiat G 22 o helicópteros al Río de la Plata. Dichas máquinas partían en horarios nocturnos desde el batallón de aviación del ejército seiscientos uno (601). Las ejecuciones o asesinatos llevados a cabo por este método fueron cincuenta y tres, siendo cuatro de ellos extranjeros. "Otro método de ejecución fue el fusilamiento ordenado por el comandante de Institutos Militares con la presencia de los directores de las distintas escuelas de armas y otros institutos para que dichos oficiales superiores adquieran una responsabilidad comprometedora al avalar con su presencia esta práctica aberrante.” La confesión pertenece al represor Eduardo Francisco Stigliano. No fue hecha en la Justicia, sino que figura en un reclamo administrativo ante el Ejército....es importante porque aportó detalles en primera persona sobre delitos de lesa humanidad, confirmó que en Campo de Mayo -campo militar- se concentró el accionar represivo a los miembros de la organización Montoneros que regresaron al país entre 1979 y 1980 y, además, fue clave para identificar a un grupo de tareas hasta el momento desconocido: la SOE (Sección de Operaciones Especiales de la guarnición de Campo de Mayo)."

Este documento, escrito por él, lo dejo el militar para solicitar tener una jubilación de privilegio por padecer , segun Stigliano argumenta que “sufre una especie de neurosis con síndrome violento” y que tiene “un impulso irrefrenable de venganza hacia quienes lo llevaron a esta situación, ‘combatientes de escritorio’, que mientras nos ordenaban asesinar, ellos se preocupaban por el mantenimiento de sus prebendas y de los mal llamados botines de guerra”.

Por esta razón convendría a los interesados localizar otra manera de abordar y hacer frente a los misiles subjetivos que en forma continua nos envía la máquina capitalista.


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