Ayer por la tarde se llevaron a cabo manifestaciones en Culiacán y Guamuchil, Sinaloa, para exigir que no sea extraditado el Chapo Guzmán y que se le haga un juicio justo.
Los cientos de participantes de las marchas iban vestidos de blanco y llevaban mantas con leyendas como "Al Chapo se le quiere y se le respeta más que a cualquier mandatario" y "Sinaloa quiere lobre Chapo Guzmán."
La marcha en Culiacán acabó en represión, no obstante, ya que la policía usó gas lacrimógeno para dispersar a los manifestantes cuando jóvenes tomaron la plazuela del centro para usarla como pista de baile con tambora y la avenida para jugar arrancones.
Lo de los arrancones lo entiendo. ¿Pero por bailar?
"¡Es que están manifestándose a favor del Chapo!" dirán algunos. Pues sí, y podremos no estar de acuerdo en su postura, pero tienen el derecho constitucional a manifestarse.
Curiosamente, de este desalojo los que se la han pasado apoyando al golpismo de la derecha en Venezuela no dijeron nada. ¿Represión? Noooo. Eso sólo pasa con Nicolás Maduro. No con Enrique Peña Nieto. ¿Cómo creen? Mejor vean más Televisa.
Al margen de la hipocresía de la derecha, el hecho de que haya cientos de personas apoyando al Chapo Guzmán no es poca cosa. Como tampoco lo es que se gana narcotours en Mazatlán para que la gente se tome fotos frente al edificio de departamentos donde arrestaron al Chapo.
Y no es poca cosa porque en un pueblo en el que un narcotraficante es más querido y respetado que el que se dice ser el presidente, sólo refleja la enorme ilegitimidad de Enrique Peña Nieto y lo fallido de su gobierno.
Foto: El Universal.
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