Van varias veces en los últimos días que el gobierno federal priista de Enrique Peña Nieto cacarea que arrestó a "operadores" de los Templarios en Michoacán.
Pero no ha detenido jamás a uno sólo de los principales líderes a pesar de que los autodefensas les han dicho dónde encontrarlos.
Vaya, en El Universal, diario cuyo dueño es compadre de Humberto Moreira, cacarearon en su sección de chismes "Bajo Reserva" que el "arma secreta" de Manuel Mondragón fue infiltrar a los Templarios.
Pero, insisto, hasta la fecha han detenido a puros Templarios de bajo rango. A los que andan en las carreteras echando ojo, o a los que andan en la calle haciéndole al narcomenudeo.
No lo digo yo. Lo dice una nota de Reforma publicada ayer en la cual se señala que detuvieron a un Templario en una camioneta con un cuerno de chivo y 2 cargadores, mientras conducía por la carretera, y a otro en Apatzingán en posesión de droga.
La nota no dice que el segundo estuviera armado. Dice que se dedica a la elaboración de crystal y que trabaja para distintos capos.
¿Y los meros meros? Esos ni los tocan.
Lo cual es exactamente lo que hacía Felipe Calderón en su sexenio. Agarrar a narcos de menor rango y presumirlo como si estuvieran arrasando con el narco cuando en realidad a los verdaderos líderes no los tocaban hasta que Estados Unidos lo ordebana.
No tiene entonces Peña Nieto nada que presumir. Más bien tiene que explicar por qué sólo se toca a los narcos de abajo -que no afectan al tráfico de droga si los arrestan o no- pero no a los de arriba, que sí manejan el negocio.
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