El viernes pasado Andrés Manuel López Obrador repitió uno de sus grandes errores de 2012: tratar de impedir la compra de votos del PRI con sermones.
Y es que realmente uno de los grandes errores de AMLO en 2012 fue haberse confiado pensando que simplemente diciéndole a la gente que aceptara las despensas y demás dádivas que daba el PRI a cambio del voto, pero sin votar por el PRI, era suficiente para impedir que el PRI ganara comprando votos.
A pesar de que AMLO recorrió todo el país y dijo varias veces que no había problema con que la gente aceptara la dádiva, pero que no votara por el PRI, al final el PRI acabó comprando millones de votos con ultilitarios, despensas, tarjetas de Soriana, y hasta con animales de granja.
Se antojaría hacer un estudio de cuánta gente realmente le hizo caso a Andrés y cuanta no. Pero algo me dice que una persona que va a un mitin de Andrés de todos modos ya tiene planeado votar por él, así que decirle que acepte la dádiva pero que no vote por el PRI es al final tratar de venderle la idea a un público que de todas formas no va a votar por el PRI.
La realidad es que el PRI fue mucho más vivales para la compra de votos de lo que cree Andrés.
Mucho antes de las elecciones el PRI mandó gente a tocar puertas casa por casa, preguntando si tenían pensado votar por ellos. A otros los convencieron de ir a votar por el PRI ofreciéndoles alguna dádiva. Hay video de esto y de las reuniones de mapaches del PRI mostrando cómo le dicen a los mapaches que si no llevan a X cantidad de gente no se les va a pagar.
A los electores que dijeron que sí el PRI los apuntó en una lista y los fueron a sacar de sus casas el día de las elecciones, los llevaron a un desayuno y luego a votar. Luego de votar, les dieron su tarjeta de Soriana.
En otras palabras, el PRI no compró voto a ciegas. Primero detectó a los votantes que se dejarían corromper y a esos fue a los que llevó a votar y les pagó por su voto.
Obviamente así no había sermón de Andrés Manuel que funcionara. El PRI se fue sobre los corruptos para comprarles su voto. Andrés le dedicó su sermón a los que se supone que no se iban a dejar corromper de todos modos.
El problema es que a diferencia de lo que dice Andrés, el pueblo no es bueno ni es sabio. Es corrupto e hijo de la chingada. Por es es que al PRI le fue tan fácil encontrar a quien comprarle su voto.
Ahora Andrés cree que la gente va a estar tan enojada con el PRI en 2015 y 2018 que con eso va a ser suficiente para convencerlos de no vender su voto. Al revés. Habrá más gente desesperada, más proclive a corromperse, y por ende la compra de voto del PRI seguirá igual o será peor que en 2012.
"Entonces la izquierda debe empezar a comprar votos", he oido decir un par de veces. Difiero.
Yo no se quién va a ser el candidato de izquierda en 2018, pero si de verdad quiere ganar las elecciones va a tener que hacer microtargeting para detectar a los que no se van a dejar corromper y estar tras de ellos por lo menos dos años, tocando puertas y llamándolos por teléfono, y desde luego llevándolos a votar el día de las elecciones. Porque no sirve de nada que alguien diga que va a votar por la izquierda si al final no va a las urnas.
Esto incluye empezar a convencer a la gente de que no use las casillas especiales y vote en su distrito. Porque van dos elecciones presidenciales que siempre se acaban los votos de las casillas especiales y la gente de izquierda dice que no los dejaron votar. ¡Pues voten en sus distritos, con una chingada!
Ese fue el otro error de Andrés, por cierto: creer que la gente iba a ir solita a votar, pero a la mera hora un montón de gente no fue ni a cuidar casillas.
Por último, algo que sí hizo Andrés en 2012 que podría funcionar si se hiciera de nuevo, pero con mejoras, fue decirle a la gente que en cuanto se ganaran las elecciones su gobierno iría casa por casa a preguntarle a la gente si querían trabajo. El problema es que eso fue sólo una promesa. La tarjeta de Soriana era tangible.
Por consiguiente, quien sea el candidato de izquierda en 2018 debe repetir el experimiento, pero esta vez tocando puertas casa por casa ANTES de las elecciones y diciéndole a la gente que están empezando a apuntar a los que quieran un empleo cuando el gobierno de izquierda llegue al poder.
Se les dice que -y esto es cierto, ya que era parte del plan de Andrés para gobernar- que de ganar las elecciones necesitan saber cuánta gente quiere un empleo, ya que de esa manera, al ganar las elecciones, regresarán a decirles cuándo empiezan a trabajar.
No; no sería una compra de votos; Sería el empezar a realizar un compromiso de campaña, ya que a nadie se le está dando nada en las urnas por votar.
El detalle es que la gente tiene que ver desde antes de las elecciones que va en serio, y que si gana la izquierda sí tendrán la posibilidad de un empleo o de mejores oportunidades de estudio y de desarrollo.
Ahí es donde falló Andrés en 2012; en simplemente lanzar el sermón sin aplicar el sermón sin un plan tangible de convencimiento para los que no estaban convencidos.
Si en 2018 la izquierda le dice a la gente que en vez de una despensa que le va a durar 15 días les pueden ofrecer un empleo que les va a durar mucho tiempo, y les demuestran que va en serio empezando a reclutar desde antes de las elecciones, la compra de votos del PRI les haría los mandados.
Ya el único obstáculo sería la paranoia de un sector de la clase media que, simplemente porque Andrés les cae mal, no quieren votar por la izquierda.
Deberá entonces la izquierda valorar cómo le va a hacer para convencer a ese segmento de la clase media y postular al candidato que más posibilidad tenga de convencer a ese electorado.
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