El General colombiano Óscar Naranjo dejó el cargo de asesor de seguiridad de Enrique Peña Nieto supuestamente -según la versión oficial- para regresar a Colombia a ayudar en el "proceso de paz" en ese país.
Pero esa versión resulta completamente inverosímil si consideramos que Naranjo se está yendo del gabinete de Peña Nieto no sólo sin haber pacificado a México, sino dejando en progreso una de las peores crisis de violencia en Michoacán y en el resto del país.
No es exageración. De acuerdo con Proceso, el secuestro aumentó en 16 estados, particularmente en Morelos y Tamaulipas.
Estamos hablando de la mitad del país con aumento en secuestros. Eso además del conflicto entre autodefensas y Templarios en Michoacán.
En realidad Naranjo se está yendo prácticamente con el rabo entre las patas luego de que empezaran a surgir señalamientos de fue Naranjo quien incentivó el crecimiento de los autodefensas en Michoacán.
El señalamiento fue hecho por el secretario general del PRD, Alejandro Sánchez Camacho, el pasado 20 de enero, exigiendo que se investigue cuál ha sido el rol de Óscar Naranjo en la estrategia en Michoacán.
Pero el punto clave es este: Sánchez Camacho advirtió que si se comprueba que Naranjo incentivó la creación de los autodefensas, entonces, siendo extranjero, debe salir del país por haber intervenido en asuntos internos.
"Esta eceta para erradicar cárteles de la delincuencua organizada fue puesta en práctica en Colombia para enfrentar al Cártel de Medellín (...)es muy sospechoso que tras el arribo del asesor colombiano al país hayan surgido este tipo de grupos de autodefensa", dijo Sánchez Camacho de acuerdo con Caracol.
Cuatro días después de esa acusación, Naranjo fue retirado del cargo.
El haber dejado el cargo de manera abrupta sólo atiza la sospecha de que, en efecto, Naranjo fue quien hizo que surgieran los autodefensas.
Lo cierto es que no es creible que Naranjo se vaya para ayudar a un proceso de paz en Colombia cuando deja en México un caos de violencia e inseguridad.
El gobierno federal priista debe aclarar entonces si se va antes de que se le descubra que sí incentivó a los autodefensas y, por ende, se le debe expulsar en ignominia, o si se va porque le jalaron las orejas a Peña Nieto en Davos por lo fallido de su estrategia de seguridad.
Que responda Peña Nieto. Porque si fue Naranjo el que le recomendó a Peña Nieto incentivar las balaceras entre mexicanos, hasta cárcel debería recibir Peña Nieto.
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