Reforma publicó ayer declaraciones del Arzobispo emérito de Guadalajara, Juan Sandoval Íñiguez -sí, el del donativo Etilio para un santuario cristero- en las cuales dice que sabía sobre los escándalos de Marcial Maciel desde los años 50s.
Lo dijo en el marco de la presentación de un libro de su autoría. Dijo Sandoval:
"Yo creo que el padre Maciel era un psicópata, porque las noticias que yo supe de sus andanzas datan desde que yo era estudiante en Roma, que era en 1956, 57 o 58. ¿Una persona aguantar una doble vida o triple vida, por 50 años, por medio siglo? No. Te aguanta por poco tiempo, pero por mucho tiempo, no."
No paró ahí. Le siguió con esto:
"Ahora, un esquizofrénico que tiene personalidades divididas pues puede ahora vivir una de santo, otra de esposo, otra de homosexual, otra de gran empresario y tranquilamente; por eso yo digo que los seres humanos se enferman del cerebro y hay personalidades desquiciadas que parecen normales, entonces eso es lo que pensé yo de él".
Al margen del comentario homofóbico de poner en el mismo costal de enfermedad del cerebro a la homosexualidad -lo cual es falso- si Sandoval sabía sobre lo que hacía Maciel ¿por qué nunca dijo nada? ¿Por qué nunca denunció ante el Vaticano? ¿Por qué se esperó años después de muerto Maciel, y años después de que la iglesia reconociera las monstruosidades que hizo para decir algo al respecto?
Eso de decir lo que ya se sabía a toro pasado no pinta muy bien a Sandoval y más bien deja un tufo a oportunismo cuando fue la iglesia la que le toleró sus barbaridades a Maciel.
"La imagen se recupera porque parecería que el padre Maciel es toda la Iglesia. El padre Maciel fue un hombre, un mexicano dentro de la Iglesia, fundador y se acabó, pero somos muchos más que no somos el padre Maciel", dijo Sandoval.
Pues sí, pero esos muchos no dijeron nada cuando la prensa fue embestida por la iglesia y por la derecha empresarial por revelar las porquerías de Maciel.
¿Ahora sí muy valiente? ¡Pffft!
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