Ayer y hoy lloran las letras pues con la muerte de Juan Gelman han muerto fragmentos del cotorreo, del chamuyo del castellano. Juan Gelman fue parte activa de la organización político-militar Montoneros, organización que como otras y con muchos otros sustentaba en la decada de los sesenta-setenta una de las formas de lucha en América Latina, forma que buscaba cambiar algo de la sociedad.
Un pájaro vivía en mí.
Una flor viajaba en mi sangre.
Quise o no quise. Pero a veces
me quisieron. También a mí
me alegraban: la primavera,
las manos juntas, lo feliz.
¡Digo que el hombre debe serlo!
(Aquí yace un pájaro.
Una flor.
Un violín.)
(“Epitafio”,
primer poema de su primer libro, Violín y otras cuestiones.) (nota editada hoy en el periódico Página 12, Buenos Aires, 15/01/2014, publicación que contó desde su primer número con las colaboraciones de Juan Gelman)
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