“No hay más que una campaña orquestada por el gobierno federal en contra del PRI”, dijo en Peña Nieto el 10 de febrero de 2012.
Ayer, el gobierno de Estados Unidos reveló que acusa a Yarrington de lavado; de mover dinero ilegal para comprar propiedades, vehículos y aviones en Texas; de recibir sobornos del narco, de haber operado para el cártel del Golfo, y de permitir el contrabando de cocaína a Estados Unidos entre 2007 y 2009, sino que además lo están buscando para llevarlo ante la justicia por esos delitos.
Peña Nieto, por lo tanto, quedó en calidad de defensor de narcotraficantes.
¿Con esa calidad moral pretende Peña Nieto privatizar Pemex?
¿Con esa desvergüenza pretende que se le tenga confianza en sus imbéciles reformas?
Desde luego, una vez más el PRI se ha mostrado como lo que es: un partido que le da al país delincuentes.
Eso sí; no se distraigan demasiado con el caso Yarrington. Ya está en manos de Estados Unidos y ahí si lo agarran, no lo van a soltar. En fóquense en lo que realmente importa en este momento: en impedir la privatización de Pemex para que no quede en manos del nido de delincuentes que es el PRI.
PD: Cierto mitómano de carrera de cierto sitio que solía ser pejista y ahora es peñanietista me exigió en 2009 que se borrara una nota en la cual se señalaba los nexos de Yarrington con el narco que se documentaron en un artículo de El Universal. "¡Es que eso es una calumnia!" me dijo por teléfono, insistiendo en defender a Yarrington y en borrar la nota. Vayan ustedes a saber que intereses tendría con Yarrington como para estar defendiéndolo de esa manera. Hoy pretende hacerse el que no tiene nada que ver. Pero a mi me consta que lo defendió. Hoy las autoridades de Estados Unidos confirman que Yarrington en efecto operaba para el narco.
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