Los medios plegados al PRI están tratando de convertir al hijo de Andrés Manuel López Obrador, Andrés López Beltrán, en una especie de Kim Jong Un que heredará el poder de su padre.
Tanto Andrés chico como su hermano mayor José Ramón han estado involucrados tras bambalinas en la campaña de AMLO en 2012 y en la organización de MORENA, pero eso ni por asomo los convierte en otro López Obrador.
Vaya, ambos evitaron lo más que pudieron los reflectores. José Ramón no da entrevistas, por ejemplo, y Andrés sólo ha tomado el micrófono para reportar sobre la salud de su papá el día de ayer.
Pero los medios priistas ya impulsan la idea de que Andrés chico es el siguiente López Obrador, como si se tratara de Kim Jong Un y el partido comunista norcoreano.
La intención de los medios que hacen eso es clara: intentan convencer a la gente de que AMLO ya está fuera de la jugada, pero en vez de ver a otros líderes de izquierda con más fuerza electoral, mejor que la gente de MORENA vea hacia uno de los hijos de AMLO que no representa peligro electoral alguno... para el PRI.
Considero que si de verdad quiere ser dirigente social, a Andrés chico le queda aún mucho camino por recorrer. Lo he visto trabajar y he visto cómo comete errores de estrategia. Pretender ponerlo de sucesor de AMLO hasta mal plan para el propio Andrés chico me parece.
No es personal, aclaro. Es lo que he podido ver.
Pero la culpa por este desaguisado no es de Andrés chico, ya que él no ha pedido los reflectores. La culpa es de los medios por pretender convertir a AMLO en Kim Jong Il y a su hijo en Kim Jong Un. Lamentable y hasta miserable que hagan eso.
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