Ayer un joven se puso a gritar en el informe de labores de Miguel Ángel Mancera rechanzando el alza al Metro.
En los medios que se dicen "de izquierda" pusieron hasta el cansancio las fotos y los videos del incidente, pero nunca se tomaron la molestia de investigar quién era el fulano.
Yo sí lo investigué.
El fulano en cuestión se llama Jorge López Munguía y en diciembre de 2012 fue expulsado por el grupo de #YoSoy132 que acampaba en el Monumento a la Revolución.
Meses antes, en octubre, Gerardo Fernández Noroña acusó a López Munguía de ser un infiltrado y "chota."
Actualmente López Munguía es el que está al frente de una "asamblea" patito contra el alza al precio del Metro, tema completamente pedorro si lo comparamos con el tema de verdad fuerte en este momento: la privatización de Pemex por medio de la Reforma Energética.
¿Por qué atacar a Mancera en estos momentos en los que quien quiere privatizar Pemex es Enrique Peña Nieto? ¿Por qué causar esa distracción ahora?
Huele, la verdad, a infiltrado.
Lo más lamentable del caso es que si algo ha demostrado la izquierda -y en particular la ultraizquierda- es que con tal de creer en un "líder" han sido capaces de dejarse infiltrar por lo peor del priismo.
En 2012, por ejemplo, se #YoSoy132 se dejó infiltrar hasta la cocina por Manuel Cossío, quien hasta registró el sitio de internet de 132 y resultó ser un cuate de uno de los hijos de Carlos Salinas de Gortari.
Hoy Cossío trabaja en el CISEN. De ese tamaño fue la pazguatez de la izquierda.
Y ahora los sectores más ultras de la izquierda le dieron vuelo a la nota sobre el pancho que hizo un fulano que fue acusado desde 2012 de ser infiltrado. Todo con tal de hacer golpeteo contra Mancera.
Tal y como le conviene al PRI.
No me extraña que los medios le den importancia a tonterías como el pancho que hizo este fulano en el informe de Mancera sin investigar. Finalmente la abrumadora mayoría son o lambiscones del PRI o muy brutos.
Lo que extraña es que el público de izquierda sea el que tenga la memoria tan corta. Eso es una vulnerabilidad muy grave en la izquierda que le va a permitir al PRI meterse hasta la cocina, haciéndoles creer que el enemigo es Mancera y el gobierno de izquierda del DF cuando en realidad el enemigo es Enrique Peña Nieto y los infiltrados del PRI.
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