LA HISTORIA Y SUS VUELTAS
Al caminar por el centro histórico del DF con
cierta cantidad de alcohol –lo admito—en las venas fue muy fácil para su
servidor observar los vivaques de villistas, observar a nobles de castilla
vestidos a la usanza del siglo XVII, la carroza con Juárez y Prieto abordo
saliendo de palacio nacional ante la entrada de los franceses, además del mar
de contemporáneos que ahí pululan. Caí
entonces en cuenta que, en México, el tiempo no cuenta. Y aparentemente estamos condenados a seguir
viviendo epopeyas que solo leemos –cuando leemos—en los libros de historia
patria.
Y hablando de Prieto, después del 47 se le pregunto a don
Guillermo que se iba a tener que hacer.
La patria había sido mutilada.
Nuestros generales habían resultado torpes y hasta traidores. El extranjero era dueño de México. No faltaron los traidores que incluso le
sugirieron a Scott que se hiciera presidente de México.
--¿Que qué sigue? --contesto Prieto--. Pues tomemos los restos de la patria. Reconstruyámosla con lo que podamos. No escatimemos esfuerzo. No tenemos realmente otra opción y es
el deber de todos los mexicanos de bien hacerlo.
Y tal hicieron los hombres de la Reforma.
Y tal hicieron los hombres de la Reforma.
Hoy estamos viviendo otra vez la debacle
del 47. El extranjero se ha adueñado de
México. Los traidores abundan y tienen
nombre: PRIANRD. Sí, he visto a muchos
mexicanos echar el alma por delante para detener al PRIANRD. En verdad su pundonor y amor a México estaría
a la altura de los soldados del San Blas que se hicieron matar al pie del cerro
del chapulin. Los pocos, poquísimos,
mexicanos que hoy defienden a su patria no tienen nada de qué avergonzarse.
Igual he visto la torpeza con que nuestros
“generales” han conducido la lucha. Su
terquera y arrogancia es, cuando la patria peligra, criminal. Tanta torpeza, como en el 47, es
sospechosa. Creo que puedo preguntar, en
justicia, y haciendo alusión al evangelio de Marcos: “¿qué gana un hombre que obtiene
el reconocimiento a su partido si al hacerlo pierde a su patria?”
Bien, cada hombre tiene que lidiar con su
conciencia y enfrentar el juicio de la posteridad. Por mi parte, creo que hay que hacer nuestro
el consejo de don Guillermo Prieto. Hay
que abrazar y defender lo que nos quede de la patria, aun si solo es una tumba
donde descansan sus restos. No, no
tenemos opción y si, es nuestro deber de hacerlo como "mexicanos de bien".
Como apunte, la historia en México se
repite y se repite. Si hoy nos toca
vivir un Churubusco también habrá mañana un Cerro de las Campanas. Cultivemos esa esperanza para darle ánimo a
nuestras filas. Llegará el momento en
que el pueblo mexicano tomara otra vez las riendas de su destino. Entonces sacaremos los restos mortales de la
patria y se lo mostraremos al pueblo, atizaremos su indignación y furia y
exigiremos justicia. Y los tiranos sabran
que Dios perdona pero el pueblo no.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario