lunes, 4 de noviembre de 2013

LA HISTORIA Y SUS VUELTAS


LA HISTORIA Y SUS VUELTAS

Al caminar por el centro histórico del DF con cierta cantidad de alcohol –lo admito—en las venas fue muy fácil para su servidor observar los vivaques de villistas, observar a nobles de castilla vestidos a la usanza del siglo XVII, la carroza con Juárez y Prieto abordo saliendo de palacio nacional ante la entrada de los franceses, además del mar de contemporáneos que ahí pululan.  Caí entonces en cuenta que, en México, el tiempo no cuenta.  Y aparentemente estamos condenados a seguir viviendo epopeyas que solo leemos –cuando leemos—en los libros de historia patria.

Y hablando de Prieto, después del 47 se le pregunto a don Guillermo que se iba a tener que hacer.  La patria había sido mutilada.  Nuestros generales habían resultado torpes y hasta traidores.  El extranjero era dueño de México.  No faltaron los traidores que incluso le sugirieron a Scott que se hiciera presidente de México.

--¿Que qué sigue?  --contesto Prieto--.  Pues tomemos los restos de la patria.  Reconstruyámosla con lo que podamos.  No escatimemos esfuerzo.  No tenemos realmente otra opción y es el deber de todos los mexicanos de bien hacerlo.

Y tal hicieron los hombres de la Reforma.

Hoy estamos viviendo otra vez la debacle del 47.  El extranjero se ha adueñado de México.  Los traidores abundan y tienen nombre: PRIANRD.  Sí, he visto a muchos mexicanos echar el alma por delante para detener al PRIANRD.  En verdad su pundonor y amor a México estaría a la altura de los soldados del San Blas que se hicieron matar al pie del cerro del chapulin.  Los pocos, poquísimos, mexicanos que hoy defienden a su patria no tienen nada de qué avergonzarse.

Igual he visto la torpeza con que nuestros “generales” han conducido la lucha.  Su terquera y arrogancia es, cuando la patria peligra, criminal.  Tanta torpeza, como en el 47, es sospechosa.  Creo que puedo preguntar, en justicia, y haciendo alusión al evangelio de Marcos: “¿qué gana un hombre que obtiene el reconocimiento a su partido si al hacerlo pierde a su patria?”
 
Bien, cada hombre tiene que lidiar con su conciencia y enfrentar el juicio de la posteridad.  Por mi parte, creo que hay que hacer nuestro el consejo de don Guillermo Prieto.  Hay que abrazar y defender lo que nos quede de la patria, aun si solo es una tumba donde descansan sus restos.  No, no tenemos opción y si, es nuestro deber de hacerlo como "mexicanos de bien".

Como apunte, la historia en México se repite y se repite.  Si hoy nos toca vivir un Churubusco también habrá mañana un Cerro de las Campanas.  Cultivemos esa esperanza para darle ánimo a nuestras filas.  Llegará el momento en que el pueblo mexicano tomara otra vez las riendas de su destino.  Entonces sacaremos los restos mortales de la patria y se lo mostraremos al pueblo, atizaremos su indignación y furia y exigiremos justicia.  Y los tiranos sabran que Dios perdona pero el pueblo no.


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