La mejor manera de medir lo mal que se desempeña un gobernante en México es viendo cuánto despilfarra en publicidad.
Javier Duarte de Ochoa, gobernador priista de Veracruz, pagó una fuerte cantidad de dinero por anunciar su tercer informe de gobierno en el diario El Universal, con anuncios intermedios y anuncios que cubren la parte superior y las laterales de la página principal. El tipo de dinero que gastan empresas de autos o de teléfono en publicidad en internet.
Si Duarte fuera un buen gobernante, no le haría falta pagar por tanta publicidad. Sus resultados hablarían por si mismos y punto.
Pero Duarte no tiene resultados. Tiene fracasos.
Inundaciones, violencia, inseguridad, pobreza, corrupción (grabada en audio y en video, además) y de pilón agresiones a los padres de familia por medio del cobro de recibos de luz en escuelas públicas de Veracruz.
Realmente Duarte no tiene nada que informar. Lo que busca es promover su maltrecha imagen para ver si así queda bien con Enrique Peña Nieto y le dan hueso el gobierno federal aunque sea un añito para que no se vea tan feo cuando la gente repudie al PRI en 2017 en las urnas.
En otras palabras, dime de qué presumes y te diré de lo que careces.
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