Se trata de discutir cuatro películas que este hombre, curioso por demás, consiguió de archivos bien guardados: El judío eterno, Memorias de mi malestar nervioso, Un especialista, retrato de un criminal moderno y Roman Polanski, buscado y deseado.
Esta es la conversación que sostuvo con Télam.
T : ¿Cómo nació este ciclo, de dónde salieron las películas y cuál es la unidad de conjunto?
S : Este ciclo nació por el hecho de que las artes, la filosofía, el análisis -y otras prácticas- detectaron un hecho novedoso: los medios de comunicación son parte integrante de los complejos familiares. Se trata de estudiar cómo los medios forman y construyen subjetividad: desde las formas de organizar un almuerzo, los mensajes dirigidos a cuidar el cuerpo, la proposición de a qué hora levantarse, a qué hora irse a dormir, etcétera. Pasaron a los medios las prácticas eróticas y sexuales. Pero conviene subrayar que los medios practican una pansexualización de todo a efectos de obtener un beneficio erótico y de otro orden, conocido como el plus valor, la plusvalía, el plus de goce.
La unidad del ciclo está dada por estudiar la lengua, el chamuyo del cine, es decir, eso que (Jacques) Lacan descubrió en francés -lalangue-, no se trata del lenguaje académico normativo, se trata del chamuyo para producir nuevos objetos que modifican y/o constituyen la vida de nuestro espíritu. El judío errante, construido por el nazismo con la participación de (Hermann) Goering y de (Adolf) Hitler muestra cómo construir un objeto a descartar y eliminar del continente humano. Sin estos instrumentos no podría haberse practicado el exterminio de homosexuales, comunistas, downs, gitanos, judíos...El cine fábrica un objeto para consumo de la subjetividad. Así, es parte de los objetivos del Museo del libro y de la lengua.
T : ¿Por qué está destacada Un especialista...?
S : Destacamos esa película por varios motivos. En primer lugar, la proyectaremos este viernes en el ciclo; en segundo, se trata de un documental realizado a partir de las 60 horas grabadas del juicio a (Adolf) Eichmann en Jerusalén; allí se ve a Hannah Arendt tomando las notas con las cuales escribió Eichmann en Jerusalén. Un ensayo sobre la banalidad del mal. El film muestra la caída o la pérdida de una forma de la culpa; Eichmann muestra como un humano, normal, hizo lo que hizo sin culpa alguna, y por eso menciona al imperativo categórico kantiano, el mismo imperativo que para Freud sostenía su novela del complejo de Edipo y era el inicio de una ética -esa ganzúa de truhanes, como señaló José Ingenieros. Esta película muestra la primera sociedad ordenada por la ciencia y la tecnología -el biopoder destacado por (Michel) Foucault y (Giorgio) Agamben. Se ve algo que hoy es cotidiano: el surgimiento del imperio del profesional, del especialista, del experto y la práctica que se desprende de ellos. Recordemos que los prisioneros de los campos dijeron algo claro sobre sus guardianes: Son todos médicos.
T : ¿Qué particularidad dice (o no dice) un psicoanalista en el cine?
S : Un psicoanalista en el cine sólo tiene una sola cosa que hacer: recibir las enseñanzas que ese arte le ofrece y presenta. Las artes están muy por delante de las cuestiones de las que se supone el psicoanálisis se ocupa. Lacan temía ver películas de ciencia ficción por el real que mostraban. En este ciclo nos alejamos de aplicarle el psicoanálisis a tal o cual filme. Por el contrario, se trata que como analistas, nos dejemos enseñar por el chamuyo del cine, es decir, se nos aplique el arte y no a la inversa.
T : ¿Qué se supone puede decir el psicoanálisis sobre los casos de Eichmann y de (Roman) Polanski?
S : Sobre Eichmann creo que ya señalé algunos puntos. Respecto de Polanski, indiquemos: la película muestra una mutación, cómo una ficción erótica, digamos Lolita, de Vladimir Nabokov, queda atrapada bajo le tormenta de la llamada pederastía. O las Memorias de mis putas tristes, de Gabriel García Marquez, debió soportar un acoso legal por ser tachada de abuso sexual al narrar el encuentro sexual de un anciano con una joven, incluso su filmación debió ser suspendida. La película, además, muestra la construcción del primer gran crimen mediático (fabricado por Marina Zenovich): las imágenes montadas por ese Otro llamado medios masivos de comunicación. Acaso no resulta ahora extraño que ese filme realizado por una mujer, donde aparece el testimonio de la joven que mantuvo un encuentro caluroso con Polanski, solicite ¡Ya basta! Déjenme a mí y a él tranquilos! La película no ha pasado al cine comercial.
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