De acuerdo con agencias, la policía dispersó a los manifestantes, principalmente sindicalistas, con gases lacrimógenos y balas de goma, hiriendo a 6 personas.
Más de mil soldados fueron desplegados por el gobierno de Dilma Rousseff para impedir que los manifestantes interrumpan el evento.
Según Rousseff, la licitación a privados del yacimiento erradicará la pobreza y colocará a Brasil entre los países desarrollados.
El cálculo del gobierno de Rousseff es recibir al menos 400 millones de dólares en impuestos y otros ingresos por la explotación del yacimiento en la costa de Río de Janeiro.
Sin embargo, excepto por Shell, las grandes petroleras, incluyendo a Exxon, Chevron, Repsol, y BP, no quisieron participar por temor a que el gobierno de Rousseff dicte las decisiones de inverisón y el dinero invertido se convierta en pérdidas, por lo cual participan petroleras brasileñas y de países como China y Colombia.
Brasil sólo tendrá una participación de menos de 30% en las licitaciones.
El proyecto será de producción compartida, por lo cual las empresas privadas se llevarán el petróleo crudo que extraigan y sólo le darán un porcentaje a Brasil.
Las empresas que obtendrán el contrato serán las que le den a Brasil la mayor cantidad de petróleo, con una oferta mínima de 41.65%. Es decir, menos de la mitad.
Cabe recordar que en México el PRI y el PAN pretenden que Pemex sea como Petrobras.
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