Como ya la gente no le está poniendo atención a lo de las marchas y los bloqueos, los medios encontraron otro tema con el cual estar haciendo golpeteo contra Miguel Ángel Mancera: Lo de la restauración de la estatua del Caballito.
Versión condensada: contrataron a una empresa para restaurarla, usaron ácido para limpiarla, y el ácido hizo que se le callera la patina que le da su coloración, pero el bronce de la escultura en sí, dijo ayer el GDF, no se afectó.
¿Solución? Aplicar otra patina. Sanseacabó. Que pague quien tenga que pagar y asunto arreglado.
Pero por alguna razón en los medios le están dando mucha cuerda a este asunto. Y ocurre justo cuando la cámara de diputados está a punto de dictaminar la reforma fiscal y el Senado la reforma energética que privatiza Pemex.
En el caso de la reforma fiscal, la clase media y los pobres saldrían perjudicados con el aumento al ISR y el IVA a los alimentos que contengan azúcar (si es que se incluye la medida en el dictamen.)
Con la reforma energética ni se diga: Precios altos de gasolina, gas y electricidad, y de pilón pérdida de ingresos para el erario.
¿Y el escándalo es por la estatua del Caballito?
La estructura de bronce no está dañada. Está dañada la grasa que le da su coloración (en lo personal considero que se ve mejor color bronce que color humo, como se veía antes). Y si hubo errores, entonces quien los hizo los tendrá que pagar.
¿Pero por qué es eso más importante que estar al pendiente de las reformas con las que Enrique Peña Nieto quiere perjudicar a los mexicanos?
Tal vez porque, precisamente, los medios no quieren que nos fijemos en lo que realmente es importante.
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