Comenamos ayer en esta columna que la reforma energética de Enrique Peña Nieto no convertiría a México en una "potencia mundial", como alega Peña, sino en otro Nigeria, país africano en el cual la petrolera Shell opera en la extracción de petróleo y en el cual la miseria sigue siendo brutal, además de que la trasnacional le ha causado un enorme daño ambiental.
Pero hay algo mucho más turbio en el caso de Shell en Nigeria que debe servir de alerta para no permitir la reforma privatizadora de Enrique Peña Nieto: el control del gobierno por parte de la trasnacional.
Mire usted:
En agosto de 2010 el diario inglés The Guardian reveló que cables del gobierno norteamericano difundidos por WikiLeaks afirmaron que Shell controla al gobierno de Nigeria.
"El gigante petrolero Shell dijo que había insertado a su staff en tdos los principales ministerios del gobierno nigeriano, dándoles acceso a cada movimiento de los políticos en la región rica en petróleo de acuerdo con un cable diplomático filtrado", dijo la nota de The Guardian.
Shell presumió, además, que al gobierno nigeriano se le había "olvidado" el nivel de infiltración y que no sabía qué tanto sabía la empresa de sus deliberaciones.
Y la nota señala algo importantísimo: a pesar de que Shell produce miles de millones de dólares en petróleo al año en Nigeria, el 70% de su población es pobre.
Otro dato para alimentar la paranoia de muchos: Los cables de WikiLeaks respecto a Nigeria revelan que el vicepresidente de Shell para África quiso darle a Estados Unidos información sobre protestas y sobre competencia industrial en la región de Nigeria.
¿Cómo supo Estados Unidiso todo esto? De acuerdo con el cable de WikiLeaks porque fue un representante de Shell quien se lo dijo directamente al embajador de Estados Unidos en una reunión.
¿Qué quiere decir esto para México? Que si se les permite a las trasnacionales petroleras operar en México, como pretende Peña Nieto con la reforma energética privatizadora, entonces con toda facilidad podrían infiltrar al gobierno y convertirse en el verdadero poder detrás del gobierno.
"¡Ya lo son!", dirán algunos. No, no lo son aún. Pero lo podrían ser si se permite la reforma energética de Peña Nieto.
Esa es la razón por la cual privatizar Pemex, como pretende el PRI, sería, literal, como dijo el General Lázaro Cárdenas, traición a la patria.
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