En realidad es al revés. La modificación al artículo 2o-A de la ley del IVA en la reforma fiscal de Peña Nieto excluye de la tasa cero a la venta de perros y gatos
Sin embargo, al cobrar impuestos por los perros, Peña Nieto hace algo similar a lo que hizo Antonio López de Santa Anna. Mire usted:
Durante la última gestión de Santa Anna -lo dice el propio gobierno- se cobraron impuestos a los perros:
"Durante su última gestión, el gobierno se convirtió en una dictadura; el presidente (Santa Anna) suprimió los derechos y las libertades individuales, impuso su voluntad personal e instauró una feroz persecución en contra de sus opositores. Vendió a los Estados Unidos el territorio de La Mesilla, cobró impuestos sobre coches, ventanas y perros y, finalmente, hizo que lo llamaran Alteza Serenísima. Con todo eso, el descontento se generalizó."
El texto del impuesto a los perros era el siguiente:
Artículo 17: Todos los que tengan perros, bien para el resguardo de sus casas, bien para custodia de los ganados, bien para la caza o por diversión, por gusto o por cualquier otro fin, pagarán un peso mensual por cada uno, sea cual fuere suclase, tamaño o condición, exceptuándose únicamente aquéllos que sirven de diestros a los ciegos.
En el caso de la reforma fiscal de Enrique Peña Nieto se cobrará IVA en la venta de "perros, gatos y pequeñas especies, utilizadas como mascotas en el hogar".
Lo que realmente debería ocurrir es la prohibición de la venta de animales por constituír un acto de crueldad.
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