Dice una nota de El Universal que el PAN redujo la cantidad de votos que tuvo en Veracruz en las elecciones estatales, y que perdió posiciones en el congreos local, así como en alcaldías.
No debe de extrañarnos. El PAN empezó a desplomarse desde que Felipe Caldeón hizo fraude en 2006 y poco a poco se ha ido hundiendo cada vez más.
Esa era la razón por la cual era necesario que la izquierda hiciera alianza con el PAN en varios estados. Particularmente en Veracruz; para impedir que por la debilidad del PAN el PRI se fortaleciera.
Como ya demostramos en esta columna, por lo menos en el caso de Xalapa, la suma de votos del PAN, PRD, PT y MC hubiera derrotado fácilmente al PRI-PVEM-Panal. Lo mismo, considero, hubiera ocurrido en otros municipios y diputaciones locales.
Esa fue la razón por la cual el PRI intervino para que no se concretara la alianza PAN-PRD en Veracruz. Porque sabían que esa alianza los derrotaría.
El triunfo del PAN en alianza en Veracruz no hubiera fortalecido a ese partido debido a los pleitos internos que sigue teniendo y debido al descrédito de la desastroza administración de Felipe Calderón que aún sigue persiguiendo al panismo. En 2018 el PAN perdería los votos de la izquierda, y probablemente hasta votos de panistas dispuestos a votar por una opción de izquierda con tal de ganarle al PRI.
Eso no lo quisieron entender algunos en la izquierda. Ahora el resultado es que el PRI de Javier Duarte tiene más alcaldías y más diputaciones (previa compra de votos con despensas, claro), con lo cual se garantiza opacidad e impunidad para Duarte y sus trapacerías lacayunas para beneficio de Enrique Peña Nieto.
La enseñanza que debe quedar en esta elección es sencilla: se debe pensar en estrategia si de verdad se quiere derrotar al PRI en las urnas.
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