Una de las razones por las cuales la gente sacó al PRI del poder en 2000 fue porque estaba la gente harta de los asesinatos políticos.
Primero, en los 80s, hubo asesinatos de periodistas incómodos al PRI, como Héctor Félix Miranda o como Manuel Buendía.
Luego, en el sexenio de Salinas, cientos de perredistas fueron asesinados. Al final, acabaron los priistas acusados por la opinión pública de matarse entre ellos, con los casos de Colosio y Ruiz Massieu.
Y ahora, en apenas algunos meses de elecciones, van varios asesinatos, levantones y amenazas contra de candidatos, operadores políticos del PAN, del PRD, del PRI y de Movimiento Ciudadano.
¿Y qué ha hecho el PRI al respecto? No ha hecho nada.
O bien, se ha hecho de la vista gorda. Particularmente en los estados en los que sabe que puede perder, como Veracruz, donde la policía de Javier Duarte de Ochia allanó el domicilio de militantes del PAN para llevárselos detenidos de manera ilegal.
Ayer, un operador de campaña del PRD en Guadalupe, Zacatecas, apareció aseinado. Otro más, de Jerez, apareció golpeado. Esto ocurre a menos de una semana del asesinato de un candidato de MC en Durango.
Esa es la violencia que está permitiendo el PRI. Lo que falta saber, es si lo está permitiendo por simple ineptitud o por dolo y con conocimiento de causa.
Aforundamante, mañana domingo la gente podrá hacer algo al respecto. Claro, si no quieren que las cosas sigan como van, ya que si así están los primeros 8 meses del sexenio, imagínense cómo estarán los 5 años y medio que quedan.
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