Dice una nota del diario Reforma que Províctima, Alto al Secuestro, y México SOS organizaron un evento "de duelo, reconciliación y paz" en el elefante blanco conocido como el Memorial de las Víctimas.
Sin embargo, de los 200 invitados que estuvieron presentes, sólo 15 eran familiares de víctimas, lo cual convirtió al acto en una lamentable simulación para colgarse del dolor ajeno.
Vaya, la mayoría de los asientos tuvieron que ser rellenados por burócratas de EPN, por policías y militares.
Aún así, 50 de 250 lugares quedaron vacíos y las pocas víctimas que fueron sólo lo hicieron para que las fotos de sus hijas desaparecidas salieran en televisión, con la esperanza de que las encuentren, supongo.
Províctima es una organización del gobierno federal priista de Enrique Peña Nieto; Alto al Secuestro es la organización de Isabel Miranda de Wallace, y México SOS es la de Alejandro Martí.
Eso quiere decir que, para fines prácticos, las víctimas mandaron al carajo a Peña Nieto, a Wallace y a Martí.
No es para menos. Por lo menos en el caso de Peña y Walace el tema de las víctimas lo han usado para sacar raja política. Y en el caso de Martí, de su "si no pueden renuncien" pasó a una complacencia muy decepcionante ante la ineptitud del PAN y del PRI con el tema de la inseguridad.
Seamos honestos: No pueden Wallace y Martí pretender hacer una ceremonia de "conciliación y paz" cuando la fallida guerra contra el narco de Felipe Calderón sigue siendo la misma con Peña Nieto.
Qué bueno entonces que las víctimas mandaron a Peña, a Wallace y a Martí al carajo. El pretender lucrar políticamente con el dolor ajeno mientras sigue la misma estrategia inepta contra el crimen es un insulto a las víctimas y no merece otra cosa más que desprecio, repudio y denuncia.
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