Dijo ayer Andrés Manuel López Obrador en un evento de MORENA que el régimen está destinado a sucumbir, ya que su proyecto económico es una contraducción insuperable.
Tiene razón AMLO en decir que el proyecto económico del régimen es contradictorio. No sólo eso: no es sostenible. El problema es que mientras el régimen tenga una mejor estrategia para mantenerse en el poder que la estrategia de la oposición para derrotarlo en las urnas, el régimen seguirá en el poder como si nada.
Por ejemplo: en 2011 muchos daban por hecho -hasta en la izquierda en Estados Unidos- que Barack Obama perdería la reelección contra Mitt Romney entre otras cosas porque Romney estaba recibiendo millones y millones de dólares de empresarios que querían sacar a Obama del poder y porque veían a su administración como débil, sin cumplir sus promesas, y atacada por todos lados.
Pero Obama le ganó a Romney con menos dinero en lo que fue la primer elección de Estados Unidos en la que literalmente la primer elección norteamericana en la cual la lucha de clases fue el tema central: los súper-ricos de Romney contra los demás.
La razón por la cual Obama pudo ganar en 2012 -y en 2008, hay que señalarlo- fue porque desarrolló una estrategia política que operaba en bajo perfil, mandando a miles de voluntarios a tocar puertas para promoverlo y seleccionando con mucho cuidado a qué electores iba a dirigir su campaña por medio de un análsis demográfico llamado microtargeting.
Los spots de televisión y radio resultaron irrelevantes ante esta estrategia de Obama. En muy pocos casos Obama le dio preferencia a la televisión. En el resto, su estrategia fue casa por casa.
Esto a pesar de la brutal guerra sucia contra Obama que lanzó la derecha desde 2008 y que hasta la fecha no ha parado.
¿A qué voy con esto? A que si bien Andrés Manuel puede decir que el régimen está caduco, y que tarde o temprano caerá, mientras la izquierda no desarrolle una estrategia de operación política para garantizar el triunfo en las urnas, el régimen no caerá por muy caduco que esté.
Al repetir el discurso contra el régimen, AMLO pierder valioso tiempo que debería estar usando desde ahora en desarrollar una estrategia de operación política para garantizar el triunfo en las urnas en 2018.
Inclusive en esta etapa de búsqueda del registro de MORENA como partido político, AMLO debe buscar la manera de convertir el registro de MORENA en estrategia política. De lo contrario, sólo tendrá el apoyo de unos cuantos convencidos, pero no del resto de los electores que podrían darle el triunfo a la izquierda en las urnas.
Eso implica ante todo un cambio en el discurso de AMLO. En vez de decirle a sus seguidores lo que ya saben (que el régimen está caduco), mejor debería decirles "a partir de hoy hagan esto y esto y esto en sus colonias en cada cuadra para lograr apoyo de la gente."
Porque también hay que decir que los seguidores de AMLO son muy buenos para aplaudirle, pero muy malos para poner de su parte. Vamos: de cada 10 que dijeron que iban a vigilar casillas en 2012, 4 no se presentaron.
Cada mitin de AMLO debe convertise en una sesión de estrategia, y no sólo en una sesión de desahogo. Es la única manera de que la izquierda pueda lograr sacar al PRI del poder.
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