Hola a Berlín
Raul Zelik es uno de los escritores alemanes contemporáneos que mejor saben combinar la comedia de la vida de su país con el humor y una mirada que puede llegar a ser sumamente crítica. Y como si fuera poco, el autor de Situaciones berlinesas es un experto en historia latinoamericana.
Mario, de 32 años transcurridos bastante en vano, comparte con otros hombres tan perdidos como él un departamento en el barrio turco de Berlín, cuya cocina se ve invadida un día por unos ruidosos rumanos. A fin de sacárselos de encima, y de paso ganarse unos euros, los miembros de esta muy alemana unidad cuasi familiar montan una agencia ad hoc de cobro de deudas entre constructoras que emplean a ilegales (como los rumanos). Los aprietes que empiezan a llevar adelante con notable éxito sirven de excusa para presentar a la comerciante serbia que llegó camuflada a Alemania en un camión de zucchinis (y que se curte a Mario bajo unas escaleras), a la madre ex heterosexual (y ex maoísta, ex profesora de artes, ex todo) y al hermano yuppie que especula con negocios inmobiliarios (empleando a ilegales), entre otros personajes del submundo berlinés: no por nada el subtítulo original del libro es “Una novela de las clases bajas”.
Con el ritmo intenso de las buenas comedias de enredos y una predilección por escenas desopilantes repletas de personajes, Raul Zelik denuncia desde la fiesta idiomática y el humor agrio los clichés, prejuicios y notorias crueldades migratorias de Alemania (y Europa).Pero si bien se trata de una novela cómica, incluso caricaturesca, Situaciones berlinesas puede y acaso debe leerse como una novela política. Ninguna de sus situaciones deja de arrancar por, o desembocar en, un conflicto social. Hasta las burlas idiomáticas más intrascendentes adquieren una densidad trascendente (buen ejemplo de ello es el extranjero, de breve aparición, que les corrige el alemán a sus coterráneos, haciendo dudar hasta al narrador alemán, que lo asocia de inmediato con el “Goethe Institut” y sus cursos de catequización idiomática). Ni siquiera los devaneos amorosos del protagonista, infantiles como toda su personalidad, logran sustraerse del entorno berlinés, que si bien tiene algo europeamente relajado desde nuestra perspectiva (¡los tipos van a cobrar deudas impagables sin armas!), por el otro lado está cargado de una tensión étnica bastante violenta.
Situaciones berlinesas. Raul Zelik Cruce 125 páginas
La novela, muy festejada en su país, al punto de que fue elegida entre las veinte mejores de su camada (2007), es la primera que publica la recién fundada editorial Cruce, que se favorece con una traducción de la argentina Florencia Martin. También es la primera en el rubro cómico que publicó Zelik, aunque igual se engloba dentro de sus ficciones más dramáticas, donde siempre se abordan temas políticos con inusual agudeza. Desde su novela La negra (así en alemán), un thriller político que transcurre en Colombia, hasta la última (sobre un clásico conflicto entre padre e hijo, pero donde el padre es el progre y el hijo un reaccionario), pasando por El amigo armado (de la que hay versión española), donde mete a un profesor alemán y a un miembro de ETA en un auto y los hace recorrer cientos de kilómetros para hablar de violencia y política. Nada de esto extraña si tenemos en cuenta que, además de escritor, el alemán Raul Zelik es un politólogo latinoamericanista que vivió y dio clases durante tres años en la Universidad Nacional de Colombia, en Medellín. El curioso puede leer sus análisis sobre la izquierda latinoamericana (y hasta bajarse su libro sobre la Venezuela de Chávez) en la parte castellana de su hompage (http://www.raulzelik.net/textosenespanol).
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