El PRI pretende hacernos creer que la reforma financiera que presentó ayer como parte del Pacto por México será una gran bendición porque permitirá que las empresas tengan más créditos a menor costo.
No hay nada en la reforma que especifique tal cosa más allá de la creación de nuevas empresas dedicadas a dar créditos -no se habla de precios tampoco- y nisiquiera el gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, pudo decir que habrá beneficios para el país con esa reforma en el corto plazo. A lo más que pudo llegar Carstens, publica Reforma, es a decir que a lo mejor en el mediano plazo (unos en unos 3 años) podría subir el PIB medio punto.
La realidad es que la reforma financiera, tal como está propuesta, abre la puerta para un nuevo FOBAPROA. Mire usted por qué:
Las modificaciones a diversas leyes en la reforma financiera son deliberadamente confusas y llenas de tecnicismos para impedir lo más posible que la gente se de cuenta de lo que realmente dice.
Si ustedes leen los 13 documentos que la conforman, van a encontrarse con que mucho de lo que se dice no es otra cosa más que especificaciones burocráticas de quién va conformar qué organismo y cómo se van a organizar para pagarles. Lo que realmente toca al crédito son modificaciones para que haya más empresas iniciadoras de préstamos y pueda haber más participación extranjera en el sistema bancario.
A lo más que llegan los documentos es a decir que la banca para el desarrollo tendrá como objetivo dar créditos, lo cual es una redundancia.
Pero cuando aparecen las modificaciones a la Ley Orgánica de Sociedad Hipotecaria Federal, aparece un añadido. Un artículo 8 BIS que dice:
Artículo 8 Bis.- El Gobierno Federal responderá en todo tiempo, de las operaciones pasivas concertadas por Sociedad Hipotecaria Federal, Sociedad Nacional de Crédito, Institución de banca de desarrollo:
I.
Con personas físicas o morales nacionales; y
II.
Con instituciones del extranjero privadas, gubernamentales e intergubernamentales.
Eso lo que quiere decir es que la reforma financiera hace responsable directo de las deudas no pagadas por créditos hipotecarios. Si alguien no paga su préstamo hipotecario, quien lo tendrá que pagar es el gobierno.
Es decir, lo tendrán que pagar los contribuyentes con sus impuestos.
Esto es particularmente grave si consideramos dos cosas:
1. La crisis económica de 2008 fue resultado de malos manejos de créditos hipotecarios subprime que se originaron al multiplicarse las empresas originadoras de créditos.
2. La reforma financiara pretende precisamente multiplicar a las empresas iniciadoras de crédito, pero no establece regulaciones lo suficientemente fuertes como para impedir que se den las condiciones para una crisis subprime en México.
Peor: le permite a la banca una mayor participación en los mercados de valores. Eso quiere decir que si les da por bursatilizar deudas hipotecarias y empiezan a jinetearlas como lo hiciera en su momento Wall Street, lo que ocurriría sería simple y sencillamente otro FOBAPROA.
Espero realmente que los legisladores del PAN y del PRD se estén dando cuenta de la bomba de tiempo que estarían activando si aprueban esta reforma. Cuando ocurrió el FOBAPROA se tuvo que votar en el Congreso para aprobar que las deudas fraudulentas de unos cuantos se convirtieran en deudas del Estado. Con la reforma fiscal desde el principio se está dispensando con ese trámite y se le ordena al contribuyente pagar con sus impuestos las deudas particulares ajenas.
Una de dos: o cambian la reforma para que el Estado no sea el responsable de las deudas de particulares, o la rechazan. No hay de otra.
PD: El senador Armando Ríos Piter, del PRD, declaró en su cuenta de Twitter que le parecía que la visión del gobierno federal respecto a la reforma financiera es "incompleta". No es sólo incompleta; es un atraco. Y creo que le corresponde al PRD denunciarlo ante el Congreso.
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