La visita de Barack Obama a México tiene dos objetivos. Primero, meter a raya a Enrique Peña Nieto para que se deje de hacer tarugo con el narco. Vamos, tan se hace tarugo que la violencia sigue igual o peor que antes.
¿Por qué quiere Obama que Peña se deje de hacer güey con el narco? Pues porque necesita ganarse el voto latino en Estados Unidos para ganar las elecciones intermedias de ese país. Mire usted:
Obama acaba de tener un serio revés en el Congreso de Estados Unidos con la reforma para el control de armas, la cual fue rechazada por presiones de los Republicanos, sus adversarios políticos. Por si fuera poco, de acuerdo con el New York Times eso podría significar un revés para Obama en la reforma migratoria.
La respuesta de Obama fue llamar al electorado a sacar a los republicanos del poder por medio del voto en las elecciones intermedias de 2014.
Pero para poder ganar las elecciones intermedias, Obama necesita el voto latino conservador que suele votar por los republicanos.
¿Cómo ganarse ese voto? Pues convenciéndolos de que está haciendo algo para evitar que la violencia de México no afecte a las familias de los latinos en Estados Unidos.
Obama ya le recortó a Peña Nieto el presupuesto del Plan Mérida. Ahora viene para decirle en su cara que empiece a resolver el problema o le va a ir peor.
Claro, no le va a hablar golpeado en público. Obama tiene la costumbre de hablar bien de todo el mundo para quedar bien. Pero una cosa es la fachada que pone Obama y otra lo que hace ya desde la Casa Blanca.
Así que Obama podrá hablar bien de Peña Nieto en público, pero tras bambalinas está operando para que deje de hacerse tarugo con el narco.
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