La Cruzada contra el Hambre de Enrique Peña Nieto y Rosario Robles podría no operar de plano en el DF gracias a una jugada política maestra de Miguel Ángel Mancera.
Todo empezó con un acuerdo que hicieron Mancera y Rosario Robles, hace unos meses, para no implementar la Cruzada en el DF hasta que no quede bien definido cómo va a operar. Para ese propósito, participarían con voz y voto en el proceso de definición los jefes delegacionales de Tlalpan, Gustavo A. Madero, Álvaro Obregón e Iztapalpa, donde Robles quiere llevar la cruzada.
Hasta ahí todo iba bien, pero luego pasó algo que cambió todo:
Mancera anunció que no asistiría a las reuniones entre Robles; que quien iría representando al GDF sería la Secretaría de Gobierno.
Esto al parecer no le gustó a Robles y dejó plantados a los jefes delegacionales, enviando en su representación a su achichincle Ramón Sosamontes.
Los Jefes Delegacionales respondieron que no se reunirían con Sosamontes, y que sólo hablarían directamente con Robles.
¿Qué es lo que quieren los Jefes Delegacionales? Acotar a la Cruzada contra el Hambre porque y que no esté duplicando programas que ya hay en el DF. Mancera apoya esa postura.
Robles, por su parte, le escribió una carta a Mancera donde dice que tiene la disposición de reunirse, pero con él.
Es decir, quiere la foto.
Un día después (antier) Mancera anuncia que no hay prisa si se pospone la reunión entre Robles y los delegados. Que porque el GDF lanzará su propio programa de apoyo alimentario.
¡Jaque a Robles!
Y ayer, antes de que Robles pudiera reaccionar, Mancera anuncia que dará a conocer su plan de apoyo alimentario -es decir, la Cruzada contra el Hambre pero sólo del GDF- la próxima semana.
Lo cual nos lleva a una cuestión interesante: si se supone que el propio Mancera no quiere que se dupliquen programas sociales ¿entonces cómo va a operar la Cruzada contra el Hambre de Robles en el DF si el GDF tendrá su propia Cruzada? Y además permanente, porque Mancera indicó que el programa del GDF sería no sólo unos días o unas semanas, sino permanente.
La verdad, fue una jugada política excelente de Mancera. Ahora, por la soberbia de Robles, o la Cruzada contra el Hambre no va a entrar al DF o, si llega a colarse, será minimizada y arrinconada por los programas sociales de la Ciudad de México.
Así que si la ultraizquierda tenía dudas sobre Mancera, ya puede empezar a desecharlas, porque esto que está haciendo Mancera es exactamente lo que la ultraizquierda quería: frenar a la Cruzada contra el Hambre en el DF.
La diferencia, es que en vez de hacerlo por medio de mítines, marchas, gritos y sombrerazos, Mancera lo hizo moviendo las piezas del ajedrez político.
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