Son varios los factores que llevan a pensar que la remoción de Ernesto Cordero de la coordinación de la bancada del PAN en el Senado fue un cambalache de ese partido con Enrique Peña Nieto a cambio de no perder Baja California.
No se trata, como dijo el menso de Ricardo Animal, de un pleito entre Felipe Calderón y Peña Nieto -Calderón saldría muchísimo más raspado y le quitarían la protección contra el juicio por genocidio en La Haya-, sino una simple transacción electorera. Lo digo por esto:
1. El Pacto por México cada vez se tambalea más. La semana pasada, de plano el PAN y el PRD en el Senado presentaron su propia iniciativa de reforma política fuera del Pacto por México, asestándole el equivalente a una patada en los huevos a Peña Nieto, quien pretendía que todas las reformas que se dieran en el sexenio fueran medallitas que sólo él se pudiera colgar por medio del Pacto. Pero quien presentó la iniciativa de reforma política fuera del Pacto, junto con el PRD, fue Ernesto Cordero, quien ya se había pronunciado en contra del Pacto.
2. El Pacto por México claramente tronará al terminarse de descubrir la mapachería del PRI en las elecciones que ocurrirán en los 14 estados de la República luego del 7 de julio. Es por eso que ayer mismo el dirigente nacional del PRI, César Camacho, de acuerdo con Reforma, admitió en Baja California que "el Pacto no es eterno, pero vamos a hacer que dure lo que pueda durar y sea todo lo productivo posible." TRADUCCIÓN: "Nos van a cachar haciendo fraude y el Pacto se va a ir a la verga."
3. Por consiguiente, la única manera de que el Pacto sobreviva, es dándole al PAN alguna dádiva. En este caso, Baja California. Es precisamente por eso que Camacho también admitió que va a ir a tribunales por la elección de BC. Es decir, admite desde ahora que va a impugnar, lo cual quiere decir que sabe que el PRI va a poder. Y va a perder porque eso es lo que se pactó.
4. Sin embargo, el entregar Baja California no será gratis. A cambio, y precisamente para garantizar la supervivencia del Pacto, Peña Nieto tendría que haber pediro la remoción de Ernesto Cordero, de quien depende que el Pacto funcione en donde el PRI no tiene mayoría: el Senado.
No se trata, por lo tanto, de un pleito de Peña Nieto con Felipe Calderón. Se trata de una simple transacción electorera entre Peña Nieto y Madero para intercambiar la supervivencia del Pacto por México a cambio de Baja California.
Eso sí; Madero se está viendo poquitero. Debió haber pediro Baja California, Puebla y Veracruz POR LO MENOS. Aunque Puebla podría estar en el paquete si consideramos que el PRI se puso de desesperado a tratar de convencer a la izquierda de que el PRD y hasta MORENA va a votar por el PRI cuando no es el caso.
¿Calderón? ¡Pfft! Calderón en una de esas se le pone más perro a Madero y le quita la dirigencia en la siguiente plenaria del PAN, pero de menso se pelea con Peña Nieto, quien con toda la facilidad puede meter al tambo a Genaro García Luna, o al propio Calderón por cualquiera de las tropelías cometidas por el gobierno federal en la guerra contra el narco cuando Calderón usurpaba el poder.
El cambalache, desde luego, hará peor la división en el PAN y eso resultará en más derrotas electorales para el blanquiazul.
Pero el PAN ya está llegando a un punto en el que no quiere queso, sino salir de la ratonera, así que se conforma con no perder sólo los estados emblemáticos.
Qué patético.
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