Más grave que el asunto de César Nava y la demanda de Pemex, me parece, es la grabación del ex gobernador priista de Tabasco, Andrés Granier, presumiento propiedades en México y Estados Unidos, así como cientos de pares de zapatos y de atuendos de vestir.
Granier, para fines prácticos, está en la misma situación en la que estaba Elba Esther Gordillo antes de que la arrestaran: ¿de dónde sacó el dinero para comprar todo eso?
Y la pregunta es: ¿Se seguirá haciendo guaje el titular de la PGR, Jesús Murillo Karam?
Lo digo porque hace unos meses cuando le preguntaron a Murillo Karam si iba a investigar a Granier por enriquecimiento ilícito, dijo que no. Que porque no lo mencionan en la demanda que puso el gobierno de Tabasco.
Y con el caso de Romero Deschamps el cinismo fue peor. A pesar de que los hijos de Romero Deschamps claramente tienen riquezas que no se explican en el ingreso del líder del sindicato de Pemex (como también era el caso con Elba Esther Gordillo), el pasado 7 de mayo Murillo Karam dijo que no se deja llevar por lo que lee o lo que le dicen.
No es lo que lee o lo que le dicen. Son las evidencias de opulencia de la familia de Romero Deschamps.
Y en el caso de Granier está peor: hay una confesión directa de Granier diciendo que tiene propiedades y que gasta por montones.
En el caso de César Nava lo investigaron por mucho menos de eso. Si la PGR no abre una averiguación previa contra Granier por su grabación, entonces demostrará que ni a Murillo Karam ni a Peña Nieto les importa un carajo la justicia o combatir la corrupción, y que se comportan como tapaderas de las corruptelas priistas. Tal y como lo ha hecho siempre el viejo PRI.
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