Resulta que los empresarios de telecomunicaciones de la Cámara de la Industria de la Radio y Televisión (CIRT), pidieron que le quiten facultades al Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFETEL), órgano regulador cuya creación ocurriría con la aprobación de la reforma de telecomunicaciones, alegando que si tiene todas las atribuciones reguladoras que se proponen, entonces se podría alterar el "libre flujo informativo" (así dijo) ya sea por la vía de la censura o autocensura.
Qué cinismo de la CIRT. La autocensura ya existe en los medios así como están. Mire usted:
El lunes pasado, por ejemplo, fue despedido de su empleo en la cablera de Televisa, Cablemás, el periodista de Chihuahua César Alejandro Camacho Coronado por haber entrevistado a Andrés Manuel López Obrador el viernes anterior.
De acuerdo con Camacho, Cablemás le dio como motivo para despedirlo que el continuar con su contrato "no conviene a los intereses de Cablemás" y denunció que lo despidieron por presiones del PRI de Chihuahua, César Duarte, y otros priistas del estado.
En vez de preocuparse por el Ifetel, la CIRT mejor debería denunciar los casos de censura como el de Cablemás y el PRI. Porque si no lo hacen, entonces no es creible que lo que les interesa es el riesgo de censura.
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