viernes, 12 de abril de 2013

Leonor Silvestri, el cuerpo en la trinchera, texto subidopor @sladogna,psicoanalista

Prólogo: 
Leonor Silvestri autorizó subir este texto tal cual. Se trata de un reportaje  a una "poeta mala", una poeta que pone y expone su cuerpo en las trincheras del sexo y del erotismo más allá de lo "politicamente correcto". Ella lo sepa o no recupera la tradición de las soldaderas y además,en este momento muestra las fallas, quiebres, rupturas de la "normalidad" construida para defender una posición "natural", "fija" e "inamovible" de las millones de formas, estilos y costumbres para jugar el cuerpo en la trinchera.


Leonor Silvestri, el cuerpo en la trinchera

leo
Esta es su propia presentación: “Leo(nor) Silvestri Vidal, (1976), biopolíticamente asignada al sexo “mujer” y fugada de esa identidad hacia ningún lugar realmente. Poeta, traductora, periodista, performer, activista feminista de género, anarquista, especialista en Literatura Antigua, puta, dominatrix S/M”. Quienes deseen conocerla más lean esta entrevista –donde plantea un pensamiento en contra de la heteronormatividad y reformula algunos conceptos del feminismo– y además revisen su blog, provocativamente llamado “Diario de una poeta mala” 

Por Jessica Lillo
¿Quien es Leonor Silvestri? 
Me han preguntado esto cientos de veces. Hay miles de maneras de responderlo -creo- sin apelar al anodino relato autobiográfico irrelevante que toda vida sustenta yoicamente. Prefiero decir, citando a Satanás, que mi nombre es legión porque somos muchas, y asumirme así como personaje ficcional o conceptual, nombre parlante a través del cual se dinamizan códigos de mutación material contra el héterocapitalismo. Alguien tenía que decir y hacer ciertas cosas, fue el azar/caos quien consintió que eso ocurriera bajo este nombre.

¿Por qué te defines biopolíticamente asignada al sexo mujer?
¡Yo no me defino así! Eso dice mi Documento de Identidad entregado por el Estado Argentino. Allí dice que si quiero ser o existir, soy mujer. Esa es la definición biopolítica estatal de mi cuerpo de acuerdo al país donde me ha tocado nacer, simplemente en mi curriculum denuncio que ese hecho de violencia de género ha acontecido.
“El amor, el romanticismo, la pareja, la monogamia, la heterosexualidad, el miedo a la soledad y el abandono, y todos esos ideales del régimen heterocapitalista tienen el poder de entristecernos, no de tristezas inevitables como la muerte de un gato amadísimo, sino con tristezas (es decir disminuciones de las potencias) claramente evitables. Los ideales del amor propios de la heterosexualidad como régimen político llegan a límites atroces como ser asesinato de “mujeres” en crímenes de odio, u obstaculizaciones obsesionantes de todo tipo”.
¿A qué te refieres con ”desobediencia sexual”?
Tal como lo entendemos, la desobediencia sexual tendría que ver con un conjunto de prácticas que desobedecen la sexualidad tal cual es prescrita por el régimen heterocapitalista (lo cual significa partir de que la sexualidad está políticamente construida por un régimen, hecho ante cuya evidencia muchas personas se niegan a rendirse). Del mismo modo que los movimientos de desobediencia civil históricamente postulaban tales cosas como su objeción a participar en guerras, el cuerpo que desobedece sexualmente presenta una crisis activa (usualmente por medio de devolver la violencia que recibe del régimen) desistiendo de los privilegios del régimen, que de aceptarlos, conducirían a ese cuerpo a una disminución flagrante de sus potencias.

O sea, rebeldía.
La desobediencia sexual puede ser interpretada como el acto de no acatar una heteronorma de la que siempre tiene obligación de cumplimiento. Como es vox populi, las heteronormas o deseos (ser madre, tener pareja, enamorarse, trabajar, no estar sola, solo por mencionar a algunas), pertenecen a la alianza médico-psi-jurídica. Por ende, su desacato acarrea inevitablemente un castigo de algún tipo. Pensándolo rápidamente, diría que el cuerpo que desobedece sexualmente comprende lo que está realizando cuando opone su acto a la hetero-ley, además de que esta dipuestx a que esos actos sean públicos como medio para realizar un llamamiento a los demás cuerpos que existen en el mundo. Casi como el punctum que Barthes describía en La Cámara Lúcida, pero en movimiento, casi como quién te dice “Ey, fijate, es posible haber sido inscripta como mujer en el registro nacional de las personas y no vivir como una, para existir más alegre y más potente y más fuerte que cualquiera de tus madres, tus tías y tus abuelas.” Comprendo la desobediencia civil como una acción deliberada e intencional y a diferencia de su prima civil, la desobediencia sexual es revoltosa, revolucionaria y no respeta las reglas democráticas de cambio político.
 MICRO

 “Otro” feminismo
Una de tus frases centrales es El Cuerpo en la Trinchera. ¿Cuál es el discurso político que encierra? Sobre el control de los cuerpos, ¿la territorialidad sexual como norma sexual es la forma de control social que según tu postura política obedece al capitalismo?
Es tan solo una paráfasis de la famosa frase de la artista plástica feminista Barbara Kruger “Tu cuerpo es un campo de batalla”. Como muchas anarco-insurreccionalistas considero que nos encontramos en guerra social, en nuestro caso contra el régimen heterocapitalista, de allí que intentar retraer el cuerpo de la trinchera, o desconocer que el cuerpo es el campo de batalla, es simplemente ignorar, cual zombie, por dónde se gestionan y dónde ocurren los cambios y las modificaciones en la gran guerra molecular. El cuerpo, los cuerpos, y sus potencias, son principio y fin último de toda esta guerra. Sin él, nada.
Si no comprendo mal tu pregunta parecería ser que el problema es que la norma que yo llamaria heterosexual, o heteronorma, controla el cuerpo social (hasta en sus elementos más tenues, diría el Santo Michel Foucault), territorializando el cuerpo dentro del capitalismo, o mejor dicho incorporando al cuerpo las prácticas solidarias con el heterocapitalismo. Adhiero completamente a esa idea, y agrego que no se trata simplemente de libertar al cuerpo anexado por el heterocapitalismo, puesto que ese cuerpo que se nos invita a liberar, esos deseos que se nos invita a liberar, ya están producidos por el régimen. Nuestros cuerpos y sus deseos, que suelen poder superponerse, son creación del heterocapitalismo por pesado que pueda ser asumir esa realidad.
Tal vez habría entonces que desplazar el cuerpo o crear mutaciones dentro de los códigos de construcción de los cuerpos mediante los agenciamientos, aliados y contra-dispositivos que pudiese producir contradeseos. Cuerpos como máquinas de guerra contra el heterocapitalismo, desobedeciendo activa y críticamente sus leyes. Y encontrar el placer, es decir el sosiego, en esa acción porque solo podremos descansar, como nómades, andando.
“Como es vox populi, las heteronormas o deseos (ser madre, tener pareja, enamorarse, trabajar, no estar sola, solo por mencionar a algunas), pertenecen a la alianza médico-psi-jurídica. Por ende, su desacato acarrea inevitablemente un castigo de algún tipo. Pensándolo rápidamente, diría que el cuerpo que desobedece sexualmente comprende lo que está realizando cuando opone su acto a la hetero-ley, además de que esta dipuestx a que esos actos sean públicos como medio para realizar un llamamiento a los demás cuerpos que existen en el mundo”.
Hemos visto tu fotografía con el cartel que dice ”necesito el feminismo para dejar de ser mujer”, ¿nos lo puedes aclarar?
Es un chiste bastante pesadito para el feminismo identitario esencialista que postula que el sujeto del feminismo es la mujer, entendiendo mujer como una asignación estatal biopolítica de un cuerpo con vagina, útero, ovarios. Tal como lo pensó Simone de Beauvoir, creo que no se nace mujer sino que se llega a serlo, asumiendo una serie de privilegios que serán en última instancia, como ocurría con las ciudadanas atenienses en el siglo V –las únicas que gozaban de protección y derechos pero que carecían de libertades– la disminución de las potencias de los cuerpos. Parece evidente que dentro de la estructuras de dominación y opresión propias del heterocapitalismo, entonces, la libertad estaría asociada a la toma de peligros, cuyos riesgos gustosamente aceptamos. Asimismo, siguiendo a la filósofa lesbo-feminista Monique Wittig, “mujer” es una categoría o artefacto político que solo reviste algún sentido dentro de la heterosexualidad como régimen político. Más aún, y despertando ya enemistades, sin mujeres el régimen cae, o al menos carece de sentido. Ser mujer es colocar el cuerpo (es decir los deseos y las decisiones materiales que ellos administran) dentro de una cierta posición de reconocimiento. Creo que una tarea fundamental es comenzar a pensar el feminismo más que como un movimiento de mujeres organizadas como una ética político-práctica (la única ética materialmente posible) del devenir por fuera del heterocapitalismo.

Ludditas Sexxxuales y máquinas sexuales
¿Quiénes son las Ludditas Sexxxuales y que representan para ellas las máquinas sexuales?
Ludditas Sexxxuales no es nadie en particular en este momento. Más que personas, el luddismo sexxxual se propone como una plataforma móvil de experimentación y convite a nuevos y extraños placeres por fuera de la heteronorma, que permitan la construcción de nuevos y extraños deseos de manada. Si nuestros deseos son una producción industrial y global por máquinas (llámese dispositivos, agenciamientos, o como se quiera), una luddita sexxxual se encarga de destruir violentamente esa fábrica de producción de deseos en pos de la creación de otros nuevos. En ese sentido, luddismo sexxxual no es ni una identidad ni un grupo de illuminati, sino un concepto, un llamado dirigido a quienes pueden incorporarlo con múltiples maneras de llevar acabo el mismo gesto destructivo, es decir constructivo, diría Bakunin.
Desde tu discurso de deconstrucción o la destrucción de los mandatos sexuales ¿cuál es tu concepto del amor?

Me gustaría remitir en este punto (y en el anterior con respecto a lo que tiene que ver con la Historia Luddita) al libro que la editorial Milena Caserola publicó “Ética amatoria del deseo libertario y las afectaciones libres y alegres: Luddismo Sexxxual”  donde me parece que se aborda el concepto de Amor como Amo que sujeta (especialmente las potencias de los cuerpos biopolíticamente asignados a la violencia de género llamada “mujer) de manera más acabada. El Amor (que nada tiene que ver con la capacidad de afectación de los cuerpos) sería uno de los dispositivos privilegiados de sujeción y construcción de la mujer dentro del régimen heterocapitalista, a cuya ley no escapan de ningún modo ni gays ni lesbianas ni travestis ni trans, ni tampoco toda la caterva de mariconas desafectadas que creen que de manera directa abrir el culo significa afectarse.
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“Habría entonces que desplazar el cuerpo o crear mutaciones dentro de los códigos de construcción de los cuerpos mediante los agenciamientos, aliados y contra-dispositivos que pudiese producir contradeseos. Cuerpos como máquinas de guerra contra el heterocapitalismo, desobedeciendo activa y críticamente sus leyes. Y encontrar el placer, es decir el sosiego, en esa acción porque solo podremos descansar, como nómades, andando”.
¿Qué opinas del aborto?

Pienso que hay que abortar los deseos heterosexuales, todos, lo cual incluye el deseo de ser madre, de tener hijos, de organizarse afectivamente en familias. Realmente hice público, como muchas feministas, que me practicaron un aborto a los 25 años, y que abortaría todas las veces que así fuera necesario. Veo al aborto como un método anticonceptivo de emergencia, tal como era antes de la modernidad y de la gestión farmacopornográfica y el estipendio indiscriminado y molecular de hormonas de empobrecimiento del rendimiento muscular feminizantes, como ser los estrógenos. Abortar es simplemente un procedimiento simple, y sin riesgos, al que cualquier cuerpo con útero debería poder acceder sin más credencial que su propio deseo de ejecutar tal acto.
“Sin mujeres el régimen cae, o al menos carece de sentido. Ser mujer es colocar el cuerpo (es decir los deseos y las decisiones materiales que ellos administran) dentro de una cierta posición de reconocimiento. Creo que una tarea fundamental es comenzar a pensar el feminismo más que como un movimiento de mujeres organizadas como una ética político-práctica (la única ética materialmente posible) del devenir por fuera del heterocapitalismo”.
¿En qué consiste tu propuesta del modo de relación que denominas “afectaciones alegres”? ¿Es lo mismo cuando te refieres a la amistad como modo de vida, pero que incluye las prácticas sexuales o sexo afectivas?
El amor, el romanticismo, la pareja, la monogamia, la heterosexualidad, el miedo a la soledad y el abandono, y todos esos ideales del régimen heterocapitalista tienen el poder de entristecernos, no de tristezas inevitables como la muerte de un gato amadísimo, sino con tristezas (es decir disminuciones de las potencias) claramente evitables. Los ideales del amor propios de la heterosexualidad como régimen político llegan a límites atroces como ser asesinato de “mujeres” en crímenes de odio, u obstaculizaciones obsesionates de todo tipo. Y sin lugar a dudas todas redundan en vidas afectivas muchísimo menos enriquecidas. Contra toda esta producción no se nos ocurre antídoto mejor que la amistad política como forma de vida, es decir una amistad como consuelo contra el heterocapitalismo y como apoyo mutuo que incluya toda la riquísima gama que expresa el cariño y la afectación de la que un cuerpo es capaz, sin disolverse, sin romperse y sin extraviarse enceguecidamente empastada en las retóricas amatorias usuales que reterritorializan las obsesiones y las posesividades. Libres y alegres, alegres y libres, creo que significan lo mismo no? Una amistad sexoafectiva como el arte de las proximidades y las distancias.


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