El chavismo en Venezuela no puede ponerse a festejar por el triunfo electoral de Nicolás Maduro, quien derrotó al derechista Henrique Capriles por una diferencia de apenas 1.59% del voto.
Apenas unos meses antes, Hugo Chávez derrotó a Capriles con casi el 11% del voto. ¿A dónde se fue más de 9% del voto del chavismo y cómo le creció a la derecha su voto casi 5%?
Estos son los datos. Mire usted:
Empecemos con los números de las elecciones.
2012:
Votaron: 15 millones 146 mil 96 personas (80.56%)
Votos de Hugo Chávez: 8 millones 191 mil 132 (55.07%)
Votos de Henrique Capriles: 6 millones 591 mil 304 (44.31%)
2013:
Votaron: 78.71% de los electores
Votos de Nicolás Maduro: 7 millones 505 mil 338 (50.66%)
Votos de Henrique Capriles: 7 millones 270 mil 403 (49.07%)
DIFERENCIAS:
1. En 2013 votan 1.85% menos electores. Si consideramos que el chavismo perdió votos y la derecha los ganó, eso quiere decir que ese 1.85% también lo perdió Maduro.
2. En 2013 Maduro tiene 685 mil 794 votos menos que Chávez. Más el 1.85% que perdió por los que no votaron en esta elección, estamos hablando de cerca de un millón de votos que perdió el chavismo.
3. En 2013 Capriles gana 679 mil 99 votos. Son casi todos los votos que perdió el chavismo sin contar el 1.85% que se abstuvo.
Lo cual sólo nos puede llevar a una conclusión: Henrique Capriles sí logró convencer a una buena cantidad de electores que antes votaron por Chávez de que votaran por él, pero no le alcanzaron para poder ganar.
¿Cómo le hizo Capriles?
A juzgar por lo que dice Telesur, Capriles cambió su estrategia de campaña en varias formas importantes que la izquierda no debe perder de vista:
1. Capriles cambió su imagen. En vez de llamar a la conciliación y alejarse del chavismo, hizo una campaña "peleonera" y además llamó la llamó "Comando Simón Bolívar", para tratar de convencer a los que podrían cambiar su voto de que era más parecido a Hugo Chávez aunque las políticas de Capriles sean neoliberales. Aunque haya sido un engaño burdo, le dio resultados.
2. Trazó una estrategia de movilización del voto muy efectiva. Su llamado a los jóvenes a votar después de las 14:00 horas al parecer también le funcionó. Y en unas elecciones lo que cuenta, al final, es quién logra que más votantes vayan a las urnas. Capriles no logró movilizar a suficientes electores para ganar, pero sí como para acercarse mucho al Chavismo apenas a unos meses de haber sido aplastado por Chávez.
Nos podríamos detener en la negativa de Capriles para aceptar su derrota y señalar lo hipócrita que es la derecha en México por pedir voto por voto en Venezuela cuando se negaron a exigirlo en México por una cantidad menor de votos de diferencia entre Felipe Calderón y Andrés Manuel López Obrador (alrededor de 250 mil votos o medio punto porcentual oficialmente). Pero creo que la verdadera lección para la izquierda de la elección venezolana no es esa. Eso es poca cosa. Lo importante es notar lo que hizo la derecha: modificó su estrategia para obtener más votos.
López Obrador hizo algo un tanto similar en 2012; hizo una campaña mostrando una imagen más mesurada, más hacia el centro, y eso le generó un millón de votos más que en 2006. Pero falló en el componente de la movilización del voto. Ahí fue donde el PRI logró hacer fraude: movilizando gente a votar a cambio de un desayuno y luego a cambio de una tarjeta de Soriana o de alguna otra dádiva.
No quiere decir que la izquierda en México debe comprar votos. Pero sí quiere decir que debe desarrollar una estrategia de movilización del voto para asegurarse de que sus electores estarán depositando sus votos en las casillas el día de las elecciones.
Regresando al tema de Venezuela, como dije al principio, el chavismo debería estar sumamente preocupado por lo que acaba de pasar. En unos cuantos meses casi les ganan. Esto quiere decir que si Nicolás Maduro no logra mejorar el gobierno venezolano, en la siguiente elección la derecha le podría ganar sin ningún problema.
Colgarse de Hugo Chávez, como lo hizo durante la campaña, llegando al extremo de decir que Chávez se le apareció como pajarito, no parece haberle ayudado a Maduro, ya que perdió, como dijimos, casi un millón de votos.
En cambio, a Capriles sí le ayudó moverse más para la izquierda, haciéndose ver como si fuera de centro.
Tampoco le sirvió a Maduro simplemente asumir que la gente votaría por él por ideología. En cambio a Capriles sí le sirvió tener un plan de movilización de votantes.
Si la izquierda en México quiere aprender algo de esta elección, entonces debe hacer dos cosas:
1. Modificar su mensaje para llegar a más votantes que tal vez estén más al centro o que no necesariamente les interese la ideología de izquierda. Sus votos, a la hora de las elecciones, son lo que cuenta.
2. Tener una estrategia de movilización de electores. De nada sirve simplemente confiar en que la gente hará lo correcto y lo patriótico, como asumió en 2012 Andrés Manuel López Obrador. La izquierda se debe asegurar de que la gente sí acudirá a las urnas a votar. De lo contrario, sólo estará perdiendo el tiempo.
Pero la mayor moraleja es esta: la izquierda venezolana no cambió su estrategia; la derecha sí lo hizo. La izquierda en toda América Latina debe aprender a cambiar sus estrategias si realmente quiere gana o conservar el poder.
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