Lo primero que hizo uno de los lambiscones del PRI cuando la PGR anunció que habían detenido a un grupo de hombres que supuestamente iban a asesinar a Ricardo Monreal y a su hermano David, diputado federal y senador, respectivamente, fue decir "gran golpe de Murillo", en referencia al titular de la PGR, Jesús Murillo Karam.
De hecho, varias de las notas no se enfocaron en el denunciar el que un comando armado estuviera en posibilidad de matar a un diputado y un senador, sin en congratular a la PGR.
Pero el caso, con la poca información que ha fluido al respecto, resulta extraño por decir lo menos, y hasta sospechoso. Mire usted.
Para empezar ¿cómo le hizo la PGR para saber la ubicación exacta (en un hotel del Centro del DF) del presunto grupo de sicarios no es capaz de dar con los causantes de diversas balaceras y ejecuciones en el país?
Segundo lugar: ¿Exactamente cómo iban a ejecutar a los dos Monreal si cada uno está en lugares distintos y separados por bastante distancia?
¿Cómo le pretendían hacer para ingresar a San Lázaro o al Senado armados, si hay detectores de metales en las entradas e inclusive con invitación no puede pasar uno hasta que se verifica que sí tiene asunto a tratar en la Cámara? (Me consta; he ido varias veces.)
¿Los pensaban matar mientras se transportaban? OK. Es probable. Pero sólo les decomisaron una camioneta, por lo cual hubiera sido imposible que cometieran las dos ejecuciones al mismo tiempo. Claro, asumiendo que no usen vehículos blindados.
Y por cierto: ¿qué clase de comando armado comete la idiotez de registrarse en un hotel del DF, dejando sus datos y pasando frente a cámaras de seguridad, para cometer dos asesinatos?
Demasiado extraño el caso. Pensando mal, parecería que lo que se busca es poner como héroe a Murillo Karam ante los ojos del lopezobradorismo.
UPDATE: De acuerdo con una nota de El Universal, no fue la PGR, sino el CISEN, el centro de espionaje político del gobierno federal, el que hizo la investigación que llevó al arresto de los supuestos sicarios que iban contra Monreal. Esto huele entonces no sólo a lambisconería de los plegados a los intereses del PRI, sino a espionaje de Enrique Peña Nieto contra la oposición.
Foto: Especial
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